Arrancamos el mes, oh sí, el mes del #OrgulloLGBT y el contenido ha sido desatado en el blog, vengan y lean todo lo que tengo preparado para el mes del #Pride2020, vamos directo al comentario-reseña del tercer capítulo de Kannazuki No Miko... ojalá les guste:
Amo tus labios, labios que gotean miel a cada beso.
Me encantan los labios que filtran el solitario
sonido del aire que respiras.
El título de este capítulo, el tercero… ah, qué cosa… “La Armadura de Amor Secreto”, ya, si no ven acá nada, es que están ciegos, ¡ESTÁN CIEGOS!, y aquí vemos a la pequeña Himeko, rubia y linda encontrando una conchita en la playa, que su padre pone con un arillo para que haga de collar, uno que no hay en ningún otro sitio (cosa curiosa acá la aparición del padre, porque luego tenemos presencia intermitente de un recuerdo de la chica donde ve a un hombre, yo creía su padre, generándole cierto extraño trauma); ahora, Himeko empieza a vivir con Chikane en su mansión, mientras la aldea es reconstruida y ambas tienen que prepararse para enfrentar a los demonios del Orochi… otra escena del “No mames”, la Chikane tiene como cien sirvientas para ella sola, todas chicas vestidas iguales que le hacen reverencia cuando se le pega la gana… ¡¿qué es esto?!, es casi pecaminoso.
Además el baño de la casa mide como una piscina (y de paso ahí le vamos echando el ojo al cuerpo de la Chikane, que ya ni friegan, no tiene la complexión de chica de secundaria o preparatoria, ella ya saldría en revistas porno, pero bueno), los cuartos son enormes y claro, algún negrito en el arroz había que tener: la sirvienta principal y ayudante de Chikane le tiene unos celos pavorosos a Himeko, lo que va tensando mucho la situación alrededor, sin que esas dos se den cuenta porque están demasiado absortas en la otra, claro está, pero vamos a decirlo también, es esto solo una forma de meter un poquito de comedia, porque la mujer no les hace nada, se concentra en molestar a Himeko con tonteras, como que le mide menos el busto que a su señorita o ponerle setas de las que no le gustan en la comida, cosas así muy ñah; entre pesadillas y trampas de la servidumbre, Himeko se va adaptando a la casa de Chikane, mientras asombrada le mira en silencio y disfruta de su presencia y compañía sin atreverse mucho a confesar lo feliz que está viviendo con ella. No obstante, el vivir con Chikane aunque le hace muy feliz, le empieza a traer algo de problemas, porque todo mundo la observa y no deja de preguntarse porque tiene consigo el favor de Chikane y peor aún, después del propio Souma.