Así sin más, sin dejar un solo rastro, es lo que le pasa a Beth (Michelle Pfeiffer) en esta película de 1999 y que pueden encontrar en algunas plataformas para disfrutarla, bueno si es que se puede disfrutar una historia así, aunque es realmente buena; recuerdo que la vi hace ya bastantes años y me gustaba verla cada tanto, porque es un melodrama de esos que de verdad pegan. Basada en una novela de Jacquelyn Mitchard que lleva el mismo nombre, El lado profundo del mar o en su nombre original The deep end of the ocean, es una historia que atenta contra la tranquilidad de cualquier madre.
Beth sale de casa con sus tres hijos en dirección a una reunión de generación escolar, la idea es pasarla bien con sus viejos amigos de colegio y divertirse con sus hijos; a su llegada, su mejor amiga ya la está esperando, una niñera y saludos le permiten irse adentrando en la reunión, pero es notorio que no está cómoda con algo: hay demasiada gente, tanta que teme meterse entre ella porque sus hijos van con ella. Ben el de en medio tiene apenas tres años, Vincent debe tener más, unos seis a siete... y mientras ella se aleja dejando a Ben a cargo de Vincent, los pierde de vista ya así como así, sin saber bien a bien, Ben desaparece.