Cien años, se dice tan simple, tan vano, tan fácil... hoy se cumplen 100 años del nacimiento de un hombre al que no se puede describir, porque él mismo cuando describía a los que son como él se valía de palabras y frases que muchos, a primera vista, no alcanzamos a entender; de pronto sus palabras nos parecen tan inmensas, de pronto lo que dice satisface plenamente todo en lo que creemos, todo lo que sentimos y todo en lo que podemos depositar nuestra verdades...
Julio Cortázar, se llama, escribió desde la trinchera misma de un alma poeta y narradora, desde la mentalidad propia del latinoamericano, pugnando siempre por el no patriotismo, la no pasión de la nación que nos vio nacer y que entorpece nuestra relación y hermandad con los otros, enzalsó la sí entrega a la generación misma, a la población absoluta; latinoamericano, así se definía, así se denominaba. Argentino, europeo, amante, amado; vamos leyendo sus letra y a la par nos vamos colmando.
Confieso que nunca he leído un autor que me deje tan arrobada, tan colmada de emoción; leí primero de su autoría algunos cuentos, inicialmente "Cortísimo metraje" y me sentí cautivada, algunos meses después, cayó en mis manos una colección "El Perseguidor y otros relatos" y mientras iba leyendo me iba dejando enamorar, me iba devorando sus palabras al punto mismo en que tuve que hablar y hablar de él... pero fue "Lugar llamado Kindberg" el cuento que acabó por fulminarme, por dejarme plantada de pronto en medio de mi vida mirando a todos lados entre la confusión, el desasociego y la maravilla.