martes, 29 de noviembre de 2011

Lo que no es nuestro...




-¿Has visto mi mensaje personal en msn?
-No, ¿por qué?
-Es este: (...)... quería avisarte, ¿qué piensas?
-Pues, me parecen familiares...
-¿Te molesta?
-¿Qué?
-Que los use.
-¿Y eso?
-¡¿Que no los reconoces?!
-¿Debería? O.O


Y así fue como hace un par de días durante una charla fugaz por teléfono, una amiga me pidió permiso para seguir usando de subnick un par de versos de mi autoría, versos que no, no recordaba; supongo que eso hará que muchos digan: "Sí, Mako, cómo no, seguro te olvidas de lo que escribes". Pues no, no me olvido, pero realmente hay muchos de mis primeros textos, sobre todo los versos, que no tengo grabados del todo en la mente, porque les dejé guardados con la idea de "fermentarlos"; y si debo ser franca, sí, muchos los olvido, quién sabe por qué.

lunes, 24 de octubre de 2011

De zombies que no lo son, de bloqueos que se arraigan


Desde hace ya algunos meses se ha notado más mi ausencia no sólo por el blog, sino también por Potterfics (y no sólo como autora), por Twitter e incluso por mi facebook, por mi celular, por el msn, por… bueno, que tampoco es que yo fuera omnipresente, pero ahí andaba de vez en cuando; al principio, lo aludí a un leve bloqueo placentero por el que estaba pasando, no obstante ahora, ahora empiezo a dudar que sea del todo placentero. Tengo (no están ustedes para saberlo ni yo para contarlo) un par de días sufriendo unas fuertes jaquecas y aunque estoy segura que no tiene nada que ver con mi estado anímico, pues considero que últimamente estoy de un genialoso buen humor :3, sí me doy cuenta que tienen que ver con mi reciente “stop” creativo.




                He comenzado por escribir cositas para un par concursos, en los que vale la pena mencionar, no he entrado porque las fechas se me pasan, porque no me alcanza el tiempo, porque se me olvidó acabar el texto, porque me quedo sin ideas, porque… ¿por qué?

                Hay algo que quiero explicar ahora, un consejo para los pocos escritores que se pasan por mi blog a ver qué de nuevo traigo o qué de viejo recuerdo, pues bien, el consejo es simple: sean disciplinados. Uno de mis grandes defectos es precisamente ese, no soy nada disciplinada, la falta de disciplina merma cualquier talento así que si le ven poco sentido o consistencia acá, entonces ya saben qué me está pasando, de por sí tenía yo poco talento ¬¬*

sábado, 23 de abril de 2011

Bloqueo


Hay una cierta magia inquietante en despertar, pocos lo notan todos los días, pocos lo aprecian, pero existe; como esa cálida sensación de salir de una piscina y quedarte un instante bajo el sol, el sol ardiente de un verano que pareciera eterno. No hay veranos eternos.
                A veces me da por ponerme a pensar, cosa poco común porque me da más por el sentir, pero, las pocas veces que me siento a pensar de verdad, llega esa sensación de no saber; considero que es tonto creer que sabemos las cosas, que sabemos lo que es tocar una manta o lo que es sentir algo picante o dulce en la lengua, no lo sabemos; no sabemos lo que hay en esa sensación ardiente al quemarse la mano, ni sabemos por completo lo que es llorar por alguien, dejar que el nudo del pecho se acreciente como una maldita puñalada. Nadie lo sabe.
                Cada vez que probamos una fruta, cada vez que sentimos una caricia, todo se renueva, cambia, jamás serán mis ojos los mismos de aquella mañana en que Fernando, ese compañero de clases, lloró frente a mí, con esos bellísimos ojos verdes que si hoy vuelvo a mirar, no provocarán en mí las mismas emociones de ese día; me gusta el relato aquel del río: un río jamás es el mismo, si hoy meto mi mano en una corriente cristalina, mañana, cuando vuelva al mismo punto y meta mi mano dentro de ella, no será la que toqué hoy, quizá jamás vuelva a serlo. Cambiamos, crecemos, evolucionamos, avanzamos.

lunes, 7 de marzo de 2011

Del atrevimiento a la liberación


"La hoja de papel está en su mano, pálida y fría, muerta; suspira con aquel normal prurito causado por el desvelo, se toca la mano y siente la natural frialdad con la que siempre despierta; han pasado diez semanas, diez desde que su madre le echó de la casa y le gritó que estaba muerta para ella a partir del momento en que cometió tal estupidez. Sí, para su madre, una mujer educada a la antigüita, decidir dejar el convento al que su abuela la envió para formarse como la salvadora de las almas descarriadas y corruptas de la familia, era la peor insensatez del siglo; quizá aun peor que entrar en la capilla del pueblo y vomitar sobre el altar."



A mediados del año pasado, la revista "Pirocromo" de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, institución donde me formé como Licenciada en Letras Hispánicas (qué seria y formal me leo), tuvo a bien publicar uno de los cuentos que en su momento conformaron mi primer libro o antología: Arreglo Floral; "Suspiros de Azucena", título del mencionado cuento, tiene como temática base una insinuación lésbica entre una chica "curandera" y una chica "religiosa". De primer momento, pocos me comentaron algo al respecto del cuento, más allá de "Me gustó", "Es un buen relato", "Con razón te va bien en los concursos", pero varios meses después alguien hizo el comentario que detonó esta nota: ¿Cómo te atreviste a publicar algo así?, es que es una monja, ¿qué dijo tu mamá al ver que publicabas sobre un par de "lesbianas"? (lo pongo entre comillas porque creo que a esas dos les falta mucho para serlo)

La cita al comienzo de esta nota, corresponde al inicio de una de mis primeras novelas "La casa irrisible" que actualmente se encuentra en proceso de fermentación desde hace dos años (y los que tomaron "taller" conmigo por radio, saltan ahora clamando: 'Fermentación de dos años???... WTF!!!'), lo he puesto por la frase final "y vomitar sobre el altar", pese a ser exactamente lo que quería yo decir, poner esa frase me costó muchísimo, un par de días sin siquiera atreverme a dejarla y dar 'guardar', ¿por qué?, por falta de valor. Algunos piensan que el trabajo del escritor es solamente llegar, redactar lo mejor posible, pulir y tener una idea prodigiosa, no, no es así; más allá de la idea, la forma pulcra de escribir o el trabajo intelectual que pueda denotar una escritura, el autor debe enfrentarse a otra cosa: el atrevimiento.