martes, 10 de octubre de 2017

Mother! (pre-reseña)

Leer reseñas o comentarios de otras personas, sería contaminarme, sobre todo pensando que acabo de verla... así que primero vengo a contarles lo que yo creo de este monstruo de película que recién vi anoche, en domingo, domingo 8 de octubre.

Mother!, es como sus antecesoras, como dos de ellas, primero es suave, artística y psicológicamente tóxica como Black Swan, perturbadora en esa danza cadenciosa y gentil que lleva hasta volverse mortífera; por el otro lado, es caótica, ruda, cruel, ácida como Requiem for a dream, hace que uno quiera cubrirse los ojos en determinadas escenas, que se le brote el llanto como a los protagonistas y que den ganas de abofetearlos con fuerza...

¡Qué extraordinario es Aronofsky!

Voy a confesar que no fui capaz de tomar total consciencia de la música de la película, eso no se me quedó del todo fijo, parece que me enfoqué sólo en lo que veía, nada más; Lawrence está formidable, al nivel mismo de Portman haciendo de cisne y de Connelly cayendo en desgracia, Bardem tiene un aire casi bohemio que al final de la cinta provoca ganas de asfixiarlo con una almohada mientras duerme. La metáfora es lo que predomina acá, lo que lleva la batuta de toda esta formidable obra, aquel que la mire y no sea capaz de reconocer su simbolismo, no es más que otros de esos absurdos sujetos que, linterna en mano, cruzaban el campo antes de entrar al hogar de esos dos.

Sí, es la historia de una pareja que se ama, pero esa pareja está más allá de nosotros mismos, estamos viendo la interpretación de la Naturaleza, Madre Naturaleza frente a Dios, el Dios que ansía ser amado por sus creaciones, que quiere que le alaben, le visiten, le adoren, y es capaz de abrir aquello que Madre Naturaleza hizo con sus propias manos y construyó con su vida; Dios deja delante suyo todo cuanto posee y deja que sus admiradores, ávidos de su conocimiento y creatividad consuman lo que lo rodea, lo que Madre ha hecho con tanto amor para él.

El sacrificio mismo del hijo, la canibalesca escena donde se devoran al bebé delante de una madre que desesperada y violenta se debate intentando destrozar al ser humano, eliminarlo, destruirlo y purificarse. Pero la única salida es el fuego, yendo contra Dios mismo, Madre se incendia y lo destruye todo, sólo para encontrarse con que debe renovarse a sí misma, empezar de cero otra vez.

Porque para Dios no es suficiente.

Porque aunque el amor perdure, aunque el amor sea el motor para volver a levantarse, Madre naturaleza cambia, vuelve a nacer y jamás se recupera por completo, condenada siempre a ser otra... condenada siempre a inmolarse a sí misma.




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