¿Has querido alguna vez que todo, absolutamente todo se detenga un momento para poder darte un respiro y hacer tus cosas con detenimiento?
A veces, nos gustaría ser más rápidos que todo el mundo, que el universo mismo, lograr con un movimiento ser tan veloz, que todo alrededor se prologue...
Yo besaría a quien amo por un largo rato que pudiera extenderse una eternidad, un infinito metido en cientos de infinitos, como dice cierto libro que por ahí ya todos conocemos...
Y leería toda al poesía que me gusta mientras las personas comen una dona o beben una soda, entonces yo podría aprovechar el tiempo y alimentar mi mente, darle colores y sabores distintos y sentirme libre nuevamente...
Y en el instante en que alguien a mi lado estornudara, yo podría escribir doscientas páginas, riéndome de la vida o llorando por ella; podría correr por mi habitación revisando cada resquicio y cada cajón y sacando lo que no sirve, lo que puedo desechar para quedarme sólo con lo vital, sólo con lo importante...
¡Quien pudiera ir a la velocidad del viento, ver todo a su alrededor paralizado y alcanzar a soñar en vida!
¡Y ser feliz inmensamente... y ser feliz una vez más!
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