viernes, 1 de marzo de 2019

Música y Traslado XXXI

Dulces 31... ¿será?
(Y que coincide la entrada XXXI con mis XXXI)

Bueno, al menos queda la opción de saber que sigo por aquí y que sigo haciendo cosas...

Hacerlas de nuevo

Volver a hacer las cosas, una y otra vez.


Hace algunos años tenía muchos planes para lo que pasaría conmigo y con mi vida para cuando cumpliera 25... no logré ninguno y los recorrí para cuando cumpliera los 30...

No logré ninguno.

En serio, absolutamente ninguno, lo que a veces, muchas veces a lo largo de los últimos años me ha creado bastante frustración y quizá sea justo decir que es el causante numero uno de mi bloqueo creativo...

Pero sigo aquí, no me he ido, y eso es una gran ventaja.


En los últimos dos años he perdido cosas que en serio me han dolido:

Un amor
Una madre
Un compañero/amigo



¿Tiene algo de malo que no haya logrado todos esos planes?

Nada, por supuesto que nada.

Ya no me pongo plazos, ya eso lo pasé, hace mucho que el tiempo límite lo superé, todo lo que venga ahora es ganancia; ya no me frustro por no lograr algo en cinco, diez o quince años, ahora sólo me frustro porque no he planeado o deseado más.

Pero ahora tengo más que antes, soy más plena y feliz que antes.

Alguien me preguntó una vez:

¿Cómo puedes ser plena si...?

Bueno, porque la plenitud es de uno, porque me bastaba saber, que existía y que amaba para sentirme bien por ello, con altibajos y tropiezos, con el dolor y la alegría; porque es como la felicidad, la plenitud no es un estado perfecto y duradero, no lo obtienes y se queda para siempre como un nivel de algún videojuego.



Son momentos.

Son instantes.

Y el chiste es atesorarlos.

Sean felices.

Y amen.

Punto.

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