Alborotadores, infiltrados, espías, cómplices...

Episodio Dos: Estudiantes
Ahora tenemos a Fernando moviendo los hilos, dos marchas se empalman en la Ciudad de México y eso brinda el espacio ideal para sus planeas, la marcha por el aniversario de la Revolución Cubana y la de los alumnos del Politécnico por la forma bárbara en que fueron contenidos un grupo de muchachos que jugaban futbol, este es el polvorín y pronto vemos a Díaz Ordaz (Del Riego) mandando hablar a todo su gabinete para que le expliquen porque fue necesario sacar granaderos; la violencia escala, pronto hay que dar bazucazos sin ton ni son, pronto hay amenazas de bomba contra los americanos que radican en México, pronto el nervio tiene más que ver con gente que empieza a desaparecer, alumnos que son sometidos, detenidos y sí, asesinados (infiltrados o no).
Los americanos ofrecen su ayuda, militares estadounidenses listos para intervenir si es necesario, Díaz Ordaz es claro, la soberanía ante todo, y así, la cosa se va cocinando alrededor de ellos sin que se den cuenta, diciéndolo firmemente: algunos de estos mandamás se están viendo como la rana en agua fría sobre la estufa con la flama baja, pronto van a estar cocinados y ni van a saltar; los estudiantes luchan por sus derechos y como se dijo en Rojo Amanecer, son piezas en el juego político, no saben que hay quien les manipula desde fuera, no entienden que sólo son un engranaje y es cuestión de tiempo, nada más, para que estén hundidos.

El movimiento ya tiene un mártir, ahora Fernando tiene que enfrentar a la familia, vemos cómo visita a esos padres que han perdido a su hijo bajo el nombre de Licenciado Ramírez, claro, debe fingirse otro; en la reunión deja claro que su hijo es un patriota, pero no puede recibir el homenaje merecido por su papel importante, por su rol de encubierto, los padres, obviamente le repudian y le rechazan el dinero que les deja, así mata el gobierno para fines políticos, así asesina niños, jóvenes y hombres y mujeres, para bien de un proyecto, para bien de un partido. Ordaz lo dice claramente, él no pidió Olimpiadas, él no las quería, pero tiene que enfrentarlas y trata de dar al mundo la imagen del México en el que cree, un México fuerte y preparado... pero el país está en efervescencia y ahí, ahí es donde las cosas se ponen más complejas.
"Una mano está tendida"... México se divide, por un lado los 100,000 estudiantes de la UNAM se levantan en huelga, por el otro lado, están las necesidades del propio gobierno, buscando que la gente le apoye, buscando con el discurso de la civilidad dejar en claro que no pretende pisotear, sino solamente mantener el orden y lograr el triunfo del evento internacional más importante de su historia; el capítulo cierra con una reunión clandestina en un baño, ahí, Fernando se encuentra con Beto (Krystyan Ferrer), integrante del movimiento, líder que tomó el estandarte cuando murió su otro compañero. Bajo la aclaración "Lo de Antonio era necesario", se marca la pauta para lo que sigue, es guerra por guerra, es poder por poder.
Corona del Rosal intentó acercarse a Fernando, prometiéndole frenar la iniciativa que borraría del campo de juego a su DNS... pero él ya no está interesado, ya encamino su caballo a la meta (Echeverría), ya no quiere otro campeón, el suyo ya va de gane.
Este capítulo es el de ordenamiento, acá vemos cómo se están moviendo las cosas, Fernando acomoda sus piezas, del Rosal las suyas y poco a poco, cada cosa queda en su sitio; los muchachos son fáciles de mover, se dejan llevar por sus convicciones y sus pasiones, cada una de las personas que vemos a foco va a tener su peso, mientras el capítulo Comandante vemos digamos, las convicciones políticas y las ambiciones de los personajes, acá vemos cómo cada uno hace gala de su poder para irse poniendo para la foto. Dice el dicho popular que en la carrera presidencial el que se mueve no sale en la foto... pues bien, en este capítulo nos damos cuenta que la foto se acerca, peligrosa y angustiosamente y todos agotan sus movimientos, todos hacen los últimos, antes que moverse les juegue la mala pasada.
El capítulo es como para un 9.8... véanlo, les va a gustar.
"Una mano está tendida"... México se divide, por un lado los 100,000 estudiantes de la UNAM se levantan en huelga, por el otro lado, están las necesidades del propio gobierno, buscando que la gente le apoye, buscando con el discurso de la civilidad dejar en claro que no pretende pisotear, sino solamente mantener el orden y lograr el triunfo del evento internacional más importante de su historia; el capítulo cierra con una reunión clandestina en un baño, ahí, Fernando se encuentra con Beto (Krystyan Ferrer), integrante del movimiento, líder que tomó el estandarte cuando murió su otro compañero. Bajo la aclaración "Lo de Antonio era necesario", se marca la pauta para lo que sigue, es guerra por guerra, es poder por poder.
Corona del Rosal intentó acercarse a Fernando, prometiéndole frenar la iniciativa que borraría del campo de juego a su DNS... pero él ya no está interesado, ya encamino su caballo a la meta (Echeverría), ya no quiere otro campeón, el suyo ya va de gane.
Este capítulo es el de ordenamiento, acá vemos cómo se están moviendo las cosas, Fernando acomoda sus piezas, del Rosal las suyas y poco a poco, cada cosa queda en su sitio; los muchachos son fáciles de mover, se dejan llevar por sus convicciones y sus pasiones, cada una de las personas que vemos a foco va a tener su peso, mientras el capítulo Comandante vemos digamos, las convicciones políticas y las ambiciones de los personajes, acá vemos cómo cada uno hace gala de su poder para irse poniendo para la foto. Dice el dicho popular que en la carrera presidencial el que se mueve no sale en la foto... pues bien, en este capítulo nos damos cuenta que la foto se acerca, peligrosa y angustiosamente y todos agotan sus movimientos, todos hacen los últimos, antes que moverse les juegue la mala pasada.
El capítulo es como para un 9.8... véanlo, les va a gustar.
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