"El Rey sólo es señor, después del cielo
y no bárbaros hombres inhumanos
si Dios ayuda nuestro justo celo
¿qué nos ha de costar?"
Fuenteovejuna, Acto III, Lope de Vega
La primera vez que se enfrenta uno a un hecho reprobable de su país, en carne propia o de oídas,como luego decimos, la sangre se nos revuelve en las venas y amenaza con hacerse espumosa y batida; recuerdo mi infancia como llena de muchos buenos momentos con mi madre, a ella, por su trabajo y cercanía con el sector docente del país, siempre le gustó leer mucho y enterarse de cuanto pasaba, así mismo, mi padre, normalista rural, tenía una formación luchona, socialista, encaminado a la batalla social. Así que cuando empecé a comprender lo que pasaba a mi alrededor, también empecé a enfrentar una realidad nacional sustentada en un pasado fracturado y ominoso, los eventos de San Miguel Canoa entran aquí; todavía me parece oír la voz de mi madre que me mandaba a dormir temprano mientras ella se quedaba viendo películas como Rojo Amanecer, Canoa, El apando...
Recuerdo que me pedía que me fuera a dormir porque son películas fuertes, a veces me negaba a irme y me acurrucaba contra ella, alcanzando a ver sólo partes de esas películas; recuerdo su mano acariciando mi pelo hasta quedarme dormida, mientras escuchaba a los hermanos Bichir hablar de rebelión, de mal gobierno, de lucha... creo que por eso me golpeó tanto crecer y saber lo que pasaba en esas historias, los finales que esas películas tenían. Lo fuerte es despertar a una realidad agreste, violenta, homicida...