domingo, 9 de junio de 2019

65 millones... ¡No!, 26 años después (Reseña de Jurassic Park)

Hoy, nueve de junio, se cumplen ni más ni menos que 26 años del estreno de una de las películas más emblemáticas de una época, para los que crecimos viéndola en la televisión no creo que haya sido tan impresionante como para los que tuvieron la suerte de verla en cine, no se comparará, penosamente, nosotros aún éramos pequeños para poder ir a verla en la sala a gran escala; pero vamos a hablar apenas un poco de la obra maestra de los 90's, considerada "cultural, estética e históricamente" significativa, imaginen algo así:

Basada en la novela de Michael Crichton, Stephen Spielberg con un súper equipo de producción, desarrolla la primera de una larga franquicia que hoy día produce millones de dólares en ganancias, que ha generado juguetes y toda cantidad de parafernalia que se puedan imaginar y que pulula por todos lados; con música del extraordinario John Williams, quizá de las mejores que ha hecho, porque cualquiera les dirá que es precisamente capaz de ubicar la música de la película en cualquier lugar, es indescriptible, optimista y prodigiosa, simplemente hermosa. 

Hay que considerar que efectivamente, la película es sorprendente, por donde se le vea, revolucionaria en cuanto a la tecnología pero también hay que retomar una de las cosas que impresionó al mismo Spielberg y que en el libro Crichton quiere esgrimir más que nada: la clonación como un debate moral, aquí radica el más grande de todos los dilemas que habrá de usarse en toda la franquicia a futuro, el hombre como controlador de la ciencia en favor de la explotación de una especie extinta; aquí no es el ser humano usando la ciencia para su beneficio, sino el ser humano usando la ciencia para beneficio de su bolsillo, enarbolando su poder científico por encima de la propia selección natural.

No obstante lo que vemos es hermoso, seductor, especies que nunca han caminado por la tierra al mismo tiempo que nosotros de pronto se encuentran ahí, ante nuestros ojos, cuando inicia la película sospechamos que no es más que una más, algo de naturaleza y especulación, pero incluso para ser una película de 1993 la naturalidad con que lucen los animales, la forma que tienen, su piel, todo pareciera ser real, no nos cabe duda de que es un animal que respira, que camina y que existe (de hecho, Jurassic World es peor en ese sentido que esta, sus dinosaurios lucen falsos, como de goma); hay que decir que los autores logran su cometido: tienen personajes que en serio le pegan a uno y se encariña, Grant, qué cosa tan más genial, los niños también y el simpaticón ancianito que nada tiene que ver con el de la novela, odioso y maldito, que sólo piensa en poder y ambición.

Me gustaría hacer una reseña como tal, un análisis de la película o una buena narrativa de lo que ocurre en ella, pero creo que eso lo pueden encontrar en cualquier cantidad de blogs y páginas de internet, así que me limitaré a darles un comentario sobre lo que veo y dar algo de opiniones al respecto; a diferencia del libro, los niños están invertidos, la niña es la mayor y el chico el menor, pero en la novela la niña es la más pequeña, así que el chico es un tanto más maduro y enfrenta las cosas con bastante más claridad, así como que hacia el final es el que mantiene la mente fría para lograr muchas de las cosas que da lógica al cierre de la historia, aquí ocurre similar, pero a manos de todos los demás personajes y sobre todo del protagonista, Grant.

¿Tiene irregularidades o faltas de verosimilitud?, sí, muchísimas, por ejemplo, a diferencia del libro, la película no toca el asunto de cómo los dinosaurios empiezan a reproducirse sin control y las máquinas favorecen que nadie se dé cuenta de ello, lo que para la trama es a mi parecer muy importante, de otro modo, pareciera que en serio eran idiotas los de los laboratorios; la película omite los distintos problemas que llevan el parque al fracaso, lo que sí se conserva muy bien es la conspiración original del gordito Denis, ese que por ganarse unos millones vende las muestras de la empresa para que se ahorren años de investigación científica. Cuanto más ve uno la película, más puede maravillarse, al menos a mí me pasa cada vez, sin importar si dejo mucho tiempo o la veo con mínima distancia; cada avance científico se ve sólo mermado por la fluidez de los animales que aparecen en la película, la historia es buena, llevadera y activa, uno se divierte de verdad, lo que hace que den muchas muchas ganas de hacerse buen fan y sobre todo, de ver otra y otra más.

La conspiración, eso es lo que mueve la película, Denis, qué hombre más listo o más estúpido, por Dios, quitar las alambradas para poder huir sin ocurrírsele una sola vez que se estaba metiendo en la boca del lobo al hacer aquello; mientras unos están a merced del T-Rex a las puertas de su jaula y el otro huye por la selva sin saber que va a caer directo y redondito a su muerte, las vibraciones en el piso, que hacen ver ondas en el vaso con agua... ¿recuerdan haber sentido un suspenso más horrible en alguna otra película?, algo más extraordinario que el trozo de cabra contra el vidrio y la garra que toca el alambrado de 10,000 voltios inservible por completo. El hombre corriendo en la lluvia para refugiarse en un baño es una broma y todo lo que conocíamos de cine, de naturaleza, de ciencia ficción, se queda ahí, en lo que conocíamos.

Así como el T-Rex salió caminando por entre la alambrada rugiendo y haciendo vibrar el suelo, esta película entró en el mundo del cine para sacudirlo entero, ninguna franquicia la superaría, son pocas las que tendrían el mismo éxito y claro, vendrían muchas más películas sólo para confirmar su valor y aumentar su poder de convocatoria a uno y más fans en todo el mundo; con la tensión y la aventura de un moderno Indiana Jones, recorremos el parque uno a uno con pasos nerviosos de niño que enfrenta a esos animales extraños, casi aves, casi reptiles. Sí, las fascinación que ejercen en nosotros es más grande que la noción lógica de que no existen, sabemos que no son reales, sabemos que no pueden serlo, que sería imposible y sin embargo luego de ver esta cinta, no vuelves a dormir igual en las noches, te temes que algún animal bonito y simpático te bañe con alguna extraña sustancia, que algún enorme ser se aproveche de su tamaño para no dejarte vivir más.

La sangre que se mezcla con el lodo es totalmente lógica, el llanto en medio de una corriente de agua, el alarido de un reptil que busca alimentarse y que persigue a su presa por entre los árboles chapoteando en la lluvia; quizá la película falta en muchas cosas, como en los árboles infinitamente grandes, los dinosaurios o los vehículos tremendamente veloces, quizá las fauces capaces de destrozar un auto o los montones de excremento del tamaño de personas haciendo realmente imposible que un animal pudiera producirlos (en fin que no corresponden los montones de mierda con el tamaño de los animales que los desechan).

Claro que tiene errores, pero son los mismos errores de ejercer el efecto mágico, el de convencer y hacer más y más fuerte el poder de la película; ¿no es Hagrid un gigante que va empequeñeciendo en las primeras películas de Harry Potter, para poder cumplir con su comparación frente al protagonista?, pareciera que durante años y años, Harry le llegó a la misma altura, aún cuando Harry no crece, se mantiene en la misma estatura. Así pues, un monstruo como lo es Jurassic Park es falible también, mortal; llegará un día en que nadie más vea esta película... ¿será?

Quien sabe, por ahora, son veintiséis años de esta... por ahora festejemos al monstruo, mientras siga en pie.



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