jueves, 25 de octubre de 2018

"No dejes que pierda mi dignidad" (Mujeres Asesinas, México S02E09)

"-Yo no entiendo cómo una mujer tan inteligente como tú, se quedó con un hombre como yo.
-¿Sabes por qué?... porque eres igualito a Pedro Infante.
-¡Qué bueno!, qué bueno que te estás quedando ciega, qué bueno."

Ofelia enamorada


Si usted está cansado de que en esta serie todo sea mujeres llevadas al extremo para defender su integridad o su vida, o bien, mujeres que a sangre fría y por cualquier necesidad matan sin miramientos, pues este es el capítulo que le da vuelta y equilibra la serie; por primera vez nos enfrentamos a un capítulo donde se mata por... ¿compasión?, ¿amor?, ¿piedad? 

En fin, por algo que no es pasión, deseo, odio, rabia... este capítulo es una solicitud, una petición desesperada... así y nada más.




El capítulo nos lleva hacia los últimos días de un hombre que padece cáncer, un hombre divertido, simpático y dicharachero que vive con su segunda esposa y que es muy feliz, pero de pronto se ve golpeado por la enfermedad y tiene que empezar a ver como su salud y su vida se merma poco a poco, al lado de la mujer que ama; como bien dice el médico, los días buenos se van haciendo menos, aunque intenta hacer de todo un chiste, no lo logra y de a poco, las cosas se vuelven pesadas y tiene que empezar a hacer planes.

El personaje de Ofelia se lleva el capítulo, es una mujer sufrida que adora a su marido, que se ríe de sus chistes aunque los diga entre borbotones de sangre que le salen de la boca o parado sobre charcos de orina, que lo mima y lo consiente aunque le controla los alimentos y antojos; uno ve a ese escritor que se va demacrando, que pasa de fumar mientras escribe o lee, a toser en todo momento, desgastado y enflaquecido, que pide a sus amigos que finjan préstamos de dinero para que ayuden a Ofelia y que procura que su única hija haga las pases con su ahora esposa.

El drama no es sólo del enfermo del capítulo (interpretado por Victor Trujillo) y de cómo ve mermada su relación con su esposa, excelentemente bien llevada por Nuria Bages, el drama es la hija que acepta menos el que su padre se haya casado de nuevo, que el que se esté muriendo de cáncer; la tragedia va más allá de alguien que está muriendo enfermo, va hasta la petición final de un pobre hombre llevado al extremo: mátame.

Creo que vale la pena ver el capítulo y tratar de entender lo que pasa por la mente de esos pacientes, somos muchos los sanos, los que podemos movernos y respirar a libertad, ¿conoces a un enfermo terminal?, sí, el dolor puede ser mucho y el saber que se agoniza peor, pero a veces para las personas hay algo más importante: la dignidad. Aquí el enfermo sabe perfecto que el orinarse encima es el primer paso, el ser alimentado es el siguiente, el necesitar una inyección el otro... ¿cuánto falta para depender del todo?, ¿en qué momento se deja de ser persona para empezar a ser una masa débil, pesada e inútil que realiza todos los procesos fisiológicos pero no puede hacerse cargo de ellos?

Quizá el único defecto muy notorio del capítulo sea el cierre, un error leve de continuidad que salta mucho a la vista, Ofelia esta mirando a su marido que ha muerto llorando, deshecha y al siguiente parpadeo se vuelve a la cámara seria, triste y compungida, pero sin el llanto escabroso de instantes antes... ese es el error a comentar, nada más, me parece.

Por favor, véanlo, es genial; es un conflicto ético, moral, espiritual incluso y vale la pena que lo vean, yo le doy un merecido 9.7, y deseo que puedan disfrutarlo, pero sobre todo reflexionarlo, porque son temas escabrosos que a todos nos pueden acabar tocando.

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