jueves, 17 de septiembre de 2015

Mentadas: Infancia/Siria/Mundo

Yo tuve una buena infancia, diré eso porque es verdad y conozco a muchos que no la tuvieron... me hierve la sangre por ello, esa es la verdad...

Recuerdo haber tomado clases de dibujo, de guitarra, de violín... recuerdo incluso que mi madre me compró uno que nunca llegué a usar porque no aprendí a tocarlo, disciplinada nunca he sido; recuerdo correr en los parques, bailar sobre mesas, gritar, comer dulces, jugar al elástico, al bebeleche, a las rondas, a la pelota... recuerdo que tuve una buena infancia.

En el mundo ya hay demasiados niños que no la han tenido, ni buena infancia ni infancia en muchas ocasiones; hay países en los que los niños sufren más que los adultos y están creciendo madurados a fuerza como las frutas que compramos en los supermercados o los pollos que nos venden en todos lados... crecidos a fuerza de medicamentos ellos... nuestros niños crecidos a fuerza de su realidad.


Hay muchas cosas que arruinan la infancia de los niños, desgracias familiares, problemas económicos, los políticos o los sociales de su entorno, abusos, violencia, desamor, intolerancia o rechazo... pero hoy día está saltando a la vista uno de los más espantosos que puede uno encontrar: la guerra está mermando a nuestros niños.


Y digo nuestros porque sí, nos pertenecen y les pertenecemos y estamos muchos del otro lado del mundo dejando que nos los maten, que los torturen, que los humillen o abandonen sin hacer absolutamente nada; habrá seguramente quien se atreva a decir que no tenemos de qué preocuparnos, que los niños lo resisten todo, que sobrevivirán, y los ven como héroes de acero que soportan las calamidades porque tienen que hacerlo, por su propiedad de niños... y esas personas se engañan.

Ellos son lo más valioso que tenemos, la infancia de las personas es el tesoro más grande que llevan con ellos y debemos protegerla, aquellos que no tuvieron una infancia feliz y plena, no me dejarán mentir; los niños nos pertenecen y son nuestra única oportunidad por mejorar el mundo. Es absurdo que destruyamos lo único verdaderamente hermoso que podemos poseer, la raíz de nuestra felicidad, una gran parte de nuestra capacidad de adaptación y de amar a los demás proviene de nuestra infancia, de lo que en ella vivimos y de lo que en ella aprendemos; en la infancia adquirimos la resiliencia que sólo se ejercita a partir de las vicisitudes que enfrentamos cuando niños y de cómo podemos sobrellevarlas. ¡Pero el chiste es que puedan sobrellevarse!

Mira este vídeo, entiende porqué tenemos que preocuparnos por los niños a nuestro alrededor y su salud emocional, física y mental; son nuestro futuro, les pertenecemos...

Se lo debemos a nuestra infancia, a nosotros mismos.


Si está en tus manos, no permitas que un niño pierda la luz que habita en lo profundo de sus ojos. Defiéndelo de lo que sea que intente robarse su inocencia.

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