martes, 25 de marzo de 2014

Crónica de un Viaje: Oaxaca III

(Para cerrar con mis entradas sobre mi viaje a Oaxaca de 2013, porque en 2014, nos vamos de nuevo al sur :P)

Mientras nos acercamos a la casa, pareciera que las calles confluyen también con nosotros hacia el mismo punto, la construcción se impone sencilla y acogedora y las plantas la rodean como parte misma de su forma; mientras sube uno la escalera, los colores estallan ante nuestros ojos: puntos naranjas, rosados, pizarra y carmín que revientan como burbujas de textura cremosa y corrugada. Estamos en una de las casas de San Antonio Arrazola, en el Valle de Oaxaca en la parte sur de México, donde la magia y la locura se manifiestan en pintura y escultura.
Alebrije
La historia de los Alebrijes, figuras de colores llamativos hechas de madera de copal, talladas a mano y pintadas todavía más a mano si es que me permiten usar la expresión, es simple pero entretenida; un hombre, Pedro Linares López, de cierta tendencia alcohólica, tuvo una visión en una de sus muchas "fiestas", donde un ser de colores y con partes de distintos animales lo llamaba diciéndole "¡Alebrije!, ven", al despertar había sido tal su impresión que no sólo quiso plasmar a dicho ser físicamente, sino que además dejó de beber (si buscan en internet, la versión oficial no es que anduviera "enfiestado" sino que se hallaba moribundo XD).


Alebrije
Es sorprendente pasearse por la casa de esta familia en Arrazola, uno puede caminar entre las mesas en que trabajan arduamente, oírlos hablar con ese acento "cantadito" de la zona y ver cómo sus manos prodigiosas van sacando formas de ramas y trozos de tronco, vale la pena mencionar que no desperdician la madera así nada más, sino que adaptan sus ideas a lo que tienen, si la rama es delgada muy seguramente saldrá una forma alargada, desperdiciando lo menos posible y todavía los pequeños trozos serán usados para hacer algo más, como anillos, dijes, aretes y claro, pequeños Alebrijes que servirán de decorado en algún escritorio o ventana. Otras manos, en otra mesa, se encargarán de ir pintando líneas, puntos, flores, formas, llenando de vida las figuras de madera; las pinturas que usan hoy día ya son acrílicas no tóxicas, pero hay sitios en que todavía se emplean pigmentos tan prehispánicos como la cochinilla del nopal, la vaina del huizache, el cempasúchil, entre otros.
Alebrije
Todos los dibujos que se realizan se hacen a mano, totalmente de pulso, lo que deja en claro la calidad de la pintura y la fuerza de estos artistas que se reúnen en familia para llevar el negocio de tantísimos años; cada una de estas obras lleva un trozo de su creador, hablamos de una producción inmensa de figuras que tienen cada una su particularidad. Pese al transcurso de los años, siguen trabajando en casa, hermano al lado de hermano, entre un montón de chiquillos que corren y gritan jugando con sus perros y llenándose la boca de sabrosa sandía; venir a Oaxaca (como deberían hacer todos los mexicanos y más aún los extranjeros) y no visitar estas casas para ver cómo conviven y crean arte, sería no venir a visitar este bello estado.
Hoy día el arte de los Alebrijes ha llegado a todo el mundo, conozco numerosas escuelas en México en distintas regiones alejadas de Oaxaca en que incluso se imparten cursos de elaboración de ellos, con papel o cartón; la trascendencia de este arte depende en gran medida de que, queramos o no, todo a nuestro alrededor es Alebrije, todo lo que nos topamos en la vida cotidiana es mezcla y es suma de muchas cosas. Nosotros mismos somos Alebrijes conteniendo partes de muchos, de cada persona que nos toca o cada cosa que nos afecta; me gusta la idea de creer que entonces por eso los Alebrijes nos son tan extraños a la vista: es como vernos a un espejo, como notar gracias a ellos que todo a nuestro alrededor tiene algo de monstruoso y de encanto.
Alebrije
La serie de objetos que se nos ofrecen actualmente en estas zonas son grandiosas, estas manos prodigiosas elaboran objetos para todos los gustos, que pueden conquistar hasta al más negado. Así, se podría decir que estamos ante una de las manifestaciones artísticas más bellas, sorprendentes y sí, más raras del mundo; los Alebrijes son aunque en su mayoría únicos, productos de fácil obtención en el estado de Oaxaca, los precios son muy accesibles si se sabe elegir algo bonito y además representativo. Y si no me creen que ya tienen cositas para todos los gustos, pues les dejo esta última foto y me dicen si no les gustaría algo así (porque al menos a mí, sí XD)

(próximos relatos, en Mayo, sobre mi recorrido por la península)

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