miércoles, 5 de febrero de 2014

Mentadas: ¿Y la discriminación, apá?

Hacia finales del 2013 se dio a conocer una noticia por demás indignante, algunos nos limitamos a leerla y difundirla entre los amigos, otros tomaron medidas más precisas, como dejar de asistir al sitio en cuestión, lo interesante, es ver que pese a lo mucho que hablamos al respecto y lo mucho que nos indignamos de hechos de este tipo, estos no dejan de ocurrir; el suceso se generó en noviembre y tiene que ver con la desafortunada postura en una cafetería y pastelería de Chiapas, donde se "reservaron el derecho" de admisión y echaron a una joven indígena que entró a sus instalaciones, usando como argumento el que se trataba de una vendedora ambulante, ya saben, estas que, enfundadas en sus trajes típicos, nos abordan en los cafés o en las calles concurridas del centro de nuestras ciudades. 




Ali Roxox, joven indigena guatemalteca, no es una vendedora ambulante y aunque lo fuera, no me parece que sea una actividad denigrante o mucho menos, pero en este preciso caso, sí fue confundida garrafalmente, sobre todo si consideramos que es una estudiante de doctorado, doctorado en el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamerica de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas; así es, por el simple hecho de llevar vestimenta tradicional, la confunden con una vendedora y la sacan de un lugar de "mucha categoría".



La indignación que debemos sentir ante acciones como esta, es enorme, no podemos permitir que por el simple hecho de vestir de una forma tradicional o que por el tono de nuestra piel, la forma de nuestros ojos, el color del cabello o el "movimiento" al andar, se nos encasille y se nos discrimine; algunos dirán "Son indígenas, a eso están propensas, es algo que a mí no me va a pasar", pues qué equivocados estaríamos al pensar algo así, porque absolutamente todos estamos propensos a la humillación y al repudio.

No es simplemente una cuestión de apariencia física encaminada a a discriminación racial, sino también a una predisposición a discriminar en cualquier sentido: orientación sexual, inclinación política, creencias religiosas, actividades profesionales, desempeño laboral, etnia, complexión física y hasta particularidades físicas como el usar gafas, hablar de "lengua mocha", padecer algún tipo de discapacidad o hasta simple cuestiones de personalidad.


La discriminación es una constante en todo el mundo, alimentada de la ignorancia, la mala fe y el desentendimiento para con los demás; está en nosotros cambiar las cosas al día a día, desde la tolerancia más simple, cuando concedemos el asiento a una mujer embarazada en el metro, cuando ayudamos a una persona mayor a cruzar la calle, hasta cuestiones más evidentes, como el dejar de reírnos o ver raro a una persona que habla, camina o viste diferente.

La tolerancia es una cuestión de ética personal y de personalidad, forjemos en nuestros niños y jóvenes el respeto a lo diferente; si sembramos esa semilla, tendremos un mundo mejor en muchas e infinitas cuestiones sociales a futuro.

Aquí la nota completa sobre Ali Roxox




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