"-¿Pasó algo?
-Ojalá, ojalá hubiera pasado algo..."
Thelma, impaciente

Así que dicho eso, hablemos del capítulo.
Thelma es la esposa de un policía en las últimas de su servicio, trabajaba además de estilista con su propio salón, pasa el rato luchando por salir adelante mientras arrastre en sí su tragedia: su marido se gastó los ahorros que tenía para hacerse una cirugía estética en rescatar la casa que casi pierde producto de un mal negocio; Thelma (Ana Bertha Espín) tiene además un amante, un taxista que está de mejor ver que su marido y que la hacer sentir mejor y más emocionada por su vida aburrida y sin chiste, metida en la rutina y aturdida por el trabajo sin chiste en el que está inmersa.
Al parecer las cosas van mal pero no tanto, o al menos eso parece hasta que el marido le anuncia que ya que está viejo y achacoso, va a pedir su jubilación temprana, gracias a que su médico le asegura que podrá ya retirarse a descansar; Thelma no pierde el tiempo, en cuanto sabe de las intenciones de su marido de retirarse se pone una borrachera marca diablo, aprovechando para reclamarle lo de los ahorros a Enrique (Manuel "Flaco" Ibañez) su marido, que de paso le recuerda que no eran precisamente para su vejez, pero ella sigue obsesionada con el asunto de la cirugía que se quería hacer para volverse a ver joven y regia.

Es muy interesante, porque Thelma y su amante tienen una relación hasta bonita e incluso cursi, llena de gentileza y arrumacos quizá hasta románticos; además, ella tiene una obsesión extrañísima con su apariencia, con la necesidad por verse mejor, se pone a dieta, come poco, se mide ropa, se pone cremas y maquillajes y su hija se de plena cuenta de cómo todo el tiempo humilla a Enrique, siendo dura, grosera y diciéndole de cosas y llenándolo de reclamos cada vez que podía, haciendo de la vida en aquella casa un infierno para los dos, aun cuando Enrique podía ser bueno, amable, cariñoso y hasta comprensivo.
Bajo el estandarte de estar cansada de su vida, Thelma decide incluir a su amante en el plan y lo convence de asesinar al marido mientras sigue en activo para recibir el seguro, con el dinero, ella podrá hacerse lo que quiere, sus cirugías y demás, mientras que él podrá hacerse del taxi que tanto necesita para seguir trabajando y salir adelante; la hija de ambos intenta por su lado apoyar a su padre todo el tiempo, poniendo sobre el su confianza y su fe, mientras Thelma lo merma con comentarios ácidos e hirientes, llamándolo basura, mofándose de sus esperanzas y dejándolo en ridículo frente a los suyos.

Mientras le pinta el pelo, Thelma convence a su amante de hacerlo, lo seduce con la idea del dinero que van a obtener si se logra el asesinato, así se pone un día guapa y le hace al marido la comida que le gusta. Esa noche engaña a Enrique para que se quede en la casa mientras ella va a comprar un cachito, porque se siente con suerte, él cuidando los chilaquiles, saliendo ella de casa aparece ahí su amante y le da un golpe a Enrique, la curiosidad es que ella siempre había dicho que su esposo era un cobarde y al amante le sorprende que en realidad se ponga a defenderla y que no, contrario a lo que le había dicho Thelma, Enrique no se asusta e insiste en defenderla, porque es su mujer, porque la ama.
El amante se queda sorprendido y ella de inmediato cambia de bando, exigiéndole que lo mate y como él no se decide, claro, ella toma el arma y resuelve sus problemas después de todo, caída ya estaba su vida, su paciencia, su cara... ya lo había perdido todo y no tenía más caso, estaba harta de aquel hombre y no tenía otra opción que acabar con él de una buena vez, matarlo, ya sólo esa opción tenía, o ya sólo eso quería. Al grito de "Púdrete", Thelma le mete dos plomazos a su esposo y ya, simplemente se siente mejor y liberada.

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