martes, 26 de febrero de 2019

Y como de costumbre, somos políticamente correctos

24 de febrero de 2019, esperanzas mexicanas volcadas en una película de manufactura casi por completo nacional, sentimiento 200% patrio, Yalitza Aparicio enfundada en un bonito, sencillo y lleno de brillos vestido verde agua, Alfonso Cuarón acompañado de sus hijos, sonríe por la alfombra roja en una manifestación sobria y elegante de esperanza; se podría hacer historia, podría ROMA ser la primer película en español, con fragmentos en mixteco, mexicana y originalmente salida de una plataforma como Netflix, la primera en ganar las dos estatuillas más importantes: Mejor Película Extranjera y Mejor Película. 

La esperanza es enorme, la esperanza se viste de gala y se pasea por la alfombra posando en un punto, sonriendo, avanzando tres pasos y volviendo a posar, cansada y atosigada por los reflectores y el flash de las cámaras; todos tenemos esperanzas.


Y vuelven a apagarse horas después.

Fue casi tan doloroso como el famoso cuarto partido, pero más anunciado, más insinuado en todo lo que pasaba alrededor, desde el primero en perderse y notar ciertas presencias, ya se iba sintiendo; la ceremonia, desde su comienzo, ya lo venía dejando ver: muchos nominados de color, muchos presentadores afrodecendientes, muchas cosas "raras" entre las nominaciones del año. 


Lo increíble, una película de super héroes Black Panther se erige de pronto como la primera del género en ser numerosamente postulada a premios, la que pareciera una suertuda simplemente por estar, porque en otros años otras como ella han sido sólo mencionadas pero nunca premiadas, empieza a despuntar; categorías que es difícil gane una película "comercial" o "famosa", son asignadas de pronto a esta redimida historia, todo mundo lo dice sencillo y crudo: es que es el primer super héroe negro de la historia.

Ahora todo tiene sentido.

La ceremonia del Oscar de este año se caracterizó pues por hacer gala de lo Políticamente Correcto, premios repartidos entre todas las comunidades, los tonos de piel y las más variadas idiosincrasias, así nos encontramos con que le asignó el más importante de todos no a la película que más lo mereciera por hacer una ruptura real o por ser una obra maestra, sino a la película que fuera menos peligrosa; dejaron de lado a las dos que tenían más el tono de polvorín (ROMABlacKkKlansman) y se lo dieron a la que se colocaba más entre ambas. Así se premio sí a la comunidad afroamericana, pero también a los que no la comparten, pues Green Book no fue precisamente muy bien recibida entre todos los miembros de la comunidad de color.

Ah, y otra sorpresa, el premio a Mejor Actriz, que acabaron por dárselo a Olivia Colman y no a Glenn Close, como todo mundo esperábamos que ocurriera; esa sí fue una sorpresa, porque sabíamos que a Close se lo darían por trayectoria y sobre todo, porque hizo un buen trabajo en su última cinta, pero la Colman casi se infarta, porque no lo esperaba, porque no iba preparada y eso, es lo que nos hizo una buena noche (casi tan genial como Lady Gaga al obtener su premio). Ambos galardones, claro, muy dentro de lo que menciono sobre llevar al límite la inclusión.

¿Fue una buena ceremonia? sí, ¿hay mucho que celebrar para México? ¡por supuesto!, pero nos quitaron lo que habría sido en serio histórico y se lo quitaron también a nuestros amigos más oscuros... y bueno, supongo que al final tenemos que agradecer nuestro Oscar a Mejor Película Extranjera, que es histórico (no a como lo esperábamos) y que Cuarón volvió a ganar como director, y también ¡claro!, que tenemos salud.


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