Donde nos quedamos la sensación ya es bastante mala, pero el que el capítulo tres empiece esperanzador, nos sacude; la familia Avery en pleno dispuesta a hacer lo que se tenga que hacer para que su hijo pueda salir... Steven es inocente se dicen y sí, uno lo cree y lo siente; al inicio del capítulo.

Es increíble la forma en que da vuelta la opinión de las personas, los que antes lo apoyaban y seguían, quienes meses antes le vitorearon, ahora lo vapulean, lo ofenden y desprecian, porque la evidencia parece ser implacable y definitiva... y uno medio duda de lo que tiene que creer o esperar; Steven no sólo se enfrenta de pronto a la negativa de ganar su demanda, sino que ahora también a la posible condena por homicidio, es el único sospechoso, es el único con posibilidades para haberlo hecho y absolutamente todo lo incrimina. Pero la situación parece que puede lucharse, hay oportunidades todavía, se cuenta con testimonios y todo lo que lo inculpa es completamente circunstancial.
Hasta que aparece en el juego el sobrino de Steven, Brendan Dassey.

Brendan declara pero los vídeos de la supuesta declaración son bochornosos, es obvio que lo hace sino bajo presión, si absoluta y completamente desconectado de lo que está admitiendo, es como si un niño estoico de seis años dijera sí cuando le preguntan si él rompió un cristal, la forma como el chico se expresa y el cómo acepta una culpabilidad dudosa, hace que uno sienta que se le eriza la piel; la familia se resquebraja, los padres son ya los únicos que apoyan a Steven, a Brendan sólo su madre y la policía presiona al chico y a la novia de nuestro protagonista, dando pie a miles de dudas que nos pueblan la cabeza, que no nos dejan entender lo que está pasando y genera la conclusión adelantada de que están inculpando a la gente, que fabrican evidencia y cultivan indicios para hacer creer que los Avery son malos, delinquen, asesinan...

En el capítulo cuatro la cosa empieza a ponerse realmente loca, por un lado Brendan tiene un abogado que sirve menos que las esquinas redondeadas de los muebles para evitar los golpes (igual te pegas, ¿no?), y no sólo el abogado es un fiasco y casi casi causante de desgracia, también los oficiales y quienes le toman declaración, destáquese el asunto del interrogados O'Kelly que lo hace escribir su declaración y cuando ve que esta no menciona nunca a Teresa, lo va dirigiendo para agregar cosas cada vez más perversas; la forma cómo lo guía para que agregue detalles, el cómo lo impulsa a hacer dibujos de Teresa atada con cuerdas y hasta con cadenas, la forma como le orienta hacia poner detalles que claramente él no quiere poner.

La novia de Steven sabía de la visita de Teresa para las fotos, podemos escuchar la conversación que tuvieron a minutos de esa visita, podemos escuchar a los padres del acusado decir que estaban enterados de esa sesión de fotos; incluso oficiales hablan de la rareza del registro, de cómo los policías permanecieron demasiado tiempo, se apropian de la propiedad, invaden y no sólo revisan y revisan, sino que registraron tantas veces que era obvio que algo estaban dejando de lado o bien, que algo habían sembrado. La llave que cae de la cajonera es el absurdo, revisan días y días, revisan todo el tiempo y de pronto se dan cuenta que estaba ahí, a primera vista, pero no en la primera visita, sino en muchas posteriores; cuando analizan la llave que ella usaba, la llave de ella y resulta que no tiene su ADN, sólo el de Steven... ahí hay fraude que grita.

Al capítulo 3 y capítulo 4 vamos a darles a ambos un glorioso 9.7, vale la pena que la vean y se generen una opinión propia, háganlo, lo vale.
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