lunes, 18 de diciembre de 2017

Mentadas: Yo nomás hablo mazahua

Alrededor del mundo, México es reconocidísimo por su artesanía, desde el pequeño labrado de un tlacuache que mueve de lado a lado su cabeza en el tablero de algún auto, hasta la inmensidad de un monumental árbol de la vida colocado en alguna saturada plaza europea; así que no es raro que las imitaciones empiecen a proliferar por donde quiera, pero esto más que sernos de alegría porque estamos "llegando muy lejos", empieza a ser un problema enorme. Resulta que en días pasados recién descubrió el Senado de la República que en cierta tienda departamental cofcofLiverpoolcofcof se está vendiendo de forma sí, hay que decirlo: cínica y descarada, una serie de muñecas mazahuas ni más ni menos que de manufactura china; así es, hechas en el país oriental, con materiales "mejores" pero con costos que ya quisiera cobrar una artesana de esas que se sientan en la calle y a las que la misma muñequita y más bonita, le cuesta días de elaboración.


El Senado, al igual que todos los que se dieron cuenta cuando visitaban la tienda, considera que es no sólo una falta de respeto, sino una clara agresión a los derechos y garantías de los pueblos indígenas de nuestro país, pues se está cometiendo un evidente robo hacia las artesanas originales y un lucro contra un diseño que, para pena no está registrado como propio del pueblo mazahua; hay que decirlo, aquel que va y le compra a un emporio como Liverpool una muñequita que pueda comprar en una esquina de alguna plaza por menos dinero y hecho a mano, comete no sólo un error, sino además un atentado claro contra la creatividad de un pueblo como lo es la raza indígena de nuestro país.

Si usted quiere comprar una de esas bellezas, no visite Liverpool, busque una artesana real, vaya a una plaza y ubique a alguna de las que están haciéndolas ahí, frente a uno, envuelta en su rebozo y sentada en el suelo, donde puede uno ver sus pies callosos y morenos y su cara quemada por el sol; de hecho, me voy a atrever a sugerírselo: compre esto y regálelo en Navidad, vale la pena dar una muñeca original, así como ayudar a un pueblo a seguir adelante y a fomentar con ello su cultura y arte. Colaboremos a que estas tradiciones sigan vivas, pero con tanta fuerza que sea más fácil ir y comprar una regional, una original, que una hecha en China.

¡Porque ay de qué lejos vienen ya nuestras muñequitas de colores!


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