domingo, 18 de junio de 2017

The Keepers: El entierro (E04)

No sé qué debo hacer, la fiscal del estado, la policía, la arquidiócesis, no hicieron nada...


Conforme avanza la investigación que evidencia este documental, no sólo se sorprende uno más y más de lo bajo que pueden caer un montón de personas honorables para mantenerse honorables aunque no lo sean; saber que hay no sólo un par de víctimas como hubo sólo un par de demandantes, es terrible, conocer que hubo oficiales entrevistando a un montón de otras muchachas que acusaban al sacerdote de lo mismo, es no sólo perturbador, sino corrosivo. Mientras las investigadoras se apoyan en una nueva fuente que se podría decir venía de lo oficial, que aseguraba además que se trataba de por lo menos unas cien víctimas, los abogados de la demanda y los fiscales y miembros de la iglesia que le protegen, se hacen de la vista gorda y hacen caso omiso de las acusaciones.


Maskell era un hombre que a primera vista lucía encantador, un hombre de paz, la abogada va y escucha misa que el oficia y se queda impresionada ante la naturalidad y aparente bondad que transmite aquel hombre, un criminal que ofrece un aire de calma, de tranquilidad; una amiga del sacerdote comenta en una entrevista que supo de su partida a enterrar un montón de papeles relacionados con algo, algo turbio. Estamos ante un hombre que agredía chicas y que sí, ocultó la información sepultándola en un cementerio, hasta donde fue la policía y sacó los papeles... pero sin mejores resultados.

A más minutos de documental, a más datos e información, más se queda uno asombrado de la facilidad con que alguien puede simplemente esconder la evidencia de un crimen, basta tener un poquito de poder para que esto sea posible, poder legal, poder económico, poder moral... poder eclesiástico; si un oficial de policía dice que en las bolsas había evidencia suficiente para encarcelar a alguien, para arrestar a un sospechoso, es momento de creerle, no puede ser una información desviada o una confusión... o un malentendido. Un oficial no puede ir y decir que algo es importante y amerita un arresto si no es así, simplemente no se cree que no pueda ser así.

Si existían las evidencias fotográficas, si existen las declaraciones y hay antecedentes, cómo es posible que permitieran que ese hombre siguiera al frente de una iglesia, ¿cómo podían dejar en sus manos a miles de personas, a decenas de familias a las que podía afectar también?; Richter es otro de los personajes principales acá, las dos víctimas hablan de este médico como otro de los cómplices, no sólo como la tapadera médica, sino además como encubridor. El documental va destapando más y más cloaca y tiene sentido porque ha alterado a tanta gente, ofrece una panorámica aterradora de lo que pasa cuando no miras atentamente o cuando pones toda tu confianza en una persona que abusa de ella, que se aprovecha del todo y además, que tiene el medio para ocultarlo y seguir de frente, como si nada pasara.

Lo que me llamó la atención en este capítulo es saber un poco lo que pasaba en la cabeza no de la víctima, sino de el victimario, la amiga del padre Maskell ofrece una visión diferente de lo que está pasando, habla de sus gustos, su inteligencia, su frialdad, también da una pasada por su sentido de la moral... un hombre cuya moralidad depende de ser descubierto y de poner en mal o no a la iglesia... ¿qué tan moral puedes ser si lo único que te interesa es que no te descubran?; pronto vamos ubicándonos histórica y legalmente en la situación con el estudio de los recuerdos recobrados, ¿cuánta gente creía en esos años en esta posibilidad?, ¿cuánta gente no se sentiría intimidada al saber que quizá dentro de su mente hubiera algo escondido, un recuerdo, un secreto?

Sugestión o realidad... hecho o sueño... semilla sembrada por alguien que busca mover las aguas o trauma que se reprime...

Pronto estamos en la corte y entonces ya no depende tanto de lo que sabemos ocurrió, sino de lo que los fiscales, los jueces, los abogados piensan que ocurre, creen que pasa; el crimen es un juego de creencias y la justicia depende de ellas...

A este capítulo le doy un 9.5... y véanlo, vale la pena.




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