sábado, 9 de julio de 2016

Crónica de un viaje: Welcome a México!! (II)

Hace mucho que no volvía para platicarles el resto de la aventura de Babs conociendo México, así que ya regresé para darles más detalles, no muchos claro, porque tampoco es que quiera que lo sepan TOOOOODO... pero vamos a seguirle con el siguiente día:

Mentiría si dijera que el sábado nos levantamos temprano, lo cierto es que después del frillazo que pasamos en el turibús y de que pasamos el jueves noches fatales (Babs en el avión, yo en el autobús), despertamos ya entradita la mañana y en lo que nos pusimos más guapas, pues ya era mañanita bien puesta cuando salimos a desayunar algo, para empezar a movernos; el día anterior le había yo presentado a Babs las famosas tortas, creo que no fue una grata bienvenida o mejor dicho, una light bienvenida, así que esa mañana le cambiamos, aunque no por algo muy sano XD... nos comimos unos tacos (he de decir que a Babs no se le antojaron los de cabeza, yo no sé porqué :P) y unos jugos y regresamos al hotel para alistarnos e ir al sitio que veníamos planeando desde empezar a comer: Xochimilco.


Nos tocó irnos en taxi así que el viaje fue largo y en principio un tanto tedioso, nos aventamos quizá como una hora o poquito más hasta la plaza principal de la Delegación Xochimilco, donde pudimos dar la vuelta y pasearnos por la Feria del Conejo; por el lugar vimos entre conejos de muchas clases y tamaños, hasta todos los productos que se generan de su crianza, cosa que se nos hizo un poquito cruel pero que disfrutamos conocer. Anduvimos viendo plata y conociendo un poco más de aquel ambiente y tras una parada técnica (a un cajero), y de tener un altercado con una vendedora de tamales de sesos... ¡por favor!, en mi zona no se venden así los tamales y ni se parecen, no hay nada de malo en preguntar qué es algo si desconoces su composición, ¿no?, pero la ñora se enojó muchísimo porque le pregunté qué eran y de qué... ¬¬ con razón se le quedaban todos, nadie le compraba con la mal encarada y fea de modos, pero en fin.


¡Que agarramos un bicitaxi y que nos lanzamos a los embarcaderos!, fue un paseo muy divertido, sobre todo porque Babs juraba que el pobre hombre desfallecería llevándonos a rastras, pero llegamos bastante bien y estuvo muy entretenido; ya en el embarcadero pues nos rentamos una bonita trajinera, pedimos una tinita de cervezas y agarramos camino; la gente iba y venía en otras trajineras y la música abundaba por todos lados, mariachis, tríos, banda... la comida por todos lados y de la más variada, desde mixiotes hasta enchiladas y justo esos dos nos pedimos para degustar y que Babs supiera qué son. 

Xochimilco nos resultó muy emocionante, además de tranquilo, un paseo que por ser vistoso y relajante, se presta para un momento familiar muy cómodo; nos volvimos bastante satisfechas del viaje y aunque la lluvia medio nos hacía estragos, nos las ingeniamos para llegar al hotel y darnos un rato de relajación. Mientras cargábamos celulares, reponíamos fuerzas y esperábamos a que bajara la lluvia, discutíamos a donde ir por la tarde noche, primero pensamos irnos a la zona de antros de por ahí de la zona de la Condesa (queríamos ir al Artic Bar) y ya andábamos organizándonos con Daniel, mi amigo del DF, cuando Babs dijo "Vamos a Garibaldi".

Pues sí, Mariachis, alcohol... música, baile... cena... pues sí, nos llamó más la atención; finalmente nos fuimos solas, agarramos un taxi más que nada por la cuestión del tiempo que podríamos perder en trasladarnos, aunque en menos de media hora ya estábamos en el sitio y luego luego de entrada, que damos con el Museo del Tequila y el Mezcal y que nos encantó. Por un costo muy bajo, nos dábamos el recorrido turístico por la plaza de Garibaldi, conociendo su historia y construcción y ya de regreso, el paseo por el museo entero; al comienzo del recorrido, una margarita de bienvenida, el recorrido, el regreso al museo, su recorrido, luego una cata de tequilas y mezcales y para cerrar, una copa de despedida.

¡Tequila al por mayor!

Pagamos el recorrido, nos tomamos unas margaritas deliciosas (sabores muy exóticos de ellas, como fresa y tamarindo) y nos fuimos a recorrer la plaza, conocimos (por fuera, porque no entramos ya luego) El Tenampa, que debo admitir me llama mucho la atención regresar y conocerlo por dentro; el museo es precioso, se encuentra ahí toda la historia del Tequila retratada en fotos, se aprende de qué se hace y su diferencia con el Mezcal, además de que nos explican cómo debe tomarse para disfrutarlo mejor y cambiamos de forma de pensar sobre la producción de esta joya gastronómica nacional.

La cata fue una verdadera sorpresa, entre probar las bebidas, las diferencias entre un añejo y un reposado... ¡probar uno acompañado de limón y sal y otro con canela!... eso de la canela me pudo encantar y pasará como un obligado en mi mente de ahora en adelante; cuando llegamos a nuestra bebida de despedida ya me sentía yo un poquito alegre y que nos llega un desconocido, con mariachi y tequilas de compañía y que nos invita otro tequila y ¡tómala! que nos dedica canciones y pone a nuestro servicio al mariachi... pedimos un par de canciones... ¡y que nos regala flores!, sí a Babs y a mí, nos compró un ramo a cada una y aunque nos insistía que nos tomáramos otro tequila, nos negamos y nos salimos educadamente para irnos a cenar (el hombre estaba EBRIO pero en exceso, y preferimos irnos antes que pudiera pasar algo feo).

Cenamos unos tacos en el mercado de comida, tomamos un taxi y nos volvimos al hotel... el recorrido fue muy divertido, realmente la pasamos genial... así que al día siguiente cuando viajamos rumbo a Zacatecas; quiero pensar que Babs la pasó tan bien como yo... el viaje no acabó acá, espero pronto, contarles el resto :P

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