sábado, 7 de mayo de 2016

¿Por qué no?... ¿y por qué sí?

En fechas pasadas tuve la oportunidad de viajar al vecino municipio de Villa García, aquí en Zacatecas, a fin de participar en los eventos culturales, deportivos y artísticos convocados por el SNTE, que tienen por finalidad, hacer que la gente de nuestra región que labora para el sistema educativo, conviva; en lo personal, desde que trabajo en el sistema, es de las cosas que más me gustan, hacemos deporte, convivimos, nos divertimos y en algunas ocasiones, puede ganar uno más que una asoleada. Me tocó participar jugando baloncesto y voley bol, aunque en este segundo pasamos a la final sin quiera jugar un solo partido (debido a la reforma educativa, se corrió el rumor de que no teníamos permiso de asistir a los juegos y muchos equipos no participaron por eso), así que no fue precisamente el evento de otros años; el suceso que voy a contarles ocurrió precisamente mientras me encontraba asistiendo a esos eventos.

Era ya tarde y estábamos esperando en las instalaciones de una secundaria a que nos llamaran para nuestro primer (y último) juego de baloncesto, algunas maestras y compañeras de apoyo, estábamos calentando en la cancha, cuando notamos algo de movimiento en el lugar donde habíamos dejado nuestras cosas, la maestra que las estaba resguardando se levantó de su asiento y vimos que se alejaba del lugar; con anterioridad habíamos escuchado a algunas personas decir que había pasado por el lugar una serpiente, pero no llegamos a verla, pues bien, que la susodicha estaba oculta cerca de nuestro lugar y había escogido ese momento para salir.


Mientras mirábamos a aquel animal moverse serpenteando por el polvo en dirección contraria a donde estábamos, un par de niños se acercaron conmocionados a mirar, nosotros desde una distancia prudente lo hacíamos también; me llamó la atención que uno de los chicos, no pasaría de los 10 años, sujetó una roca y se aproximó a la serpiente que lentamente se alejaba. De inmediato alcé la voz para decirles "Déjenla, ya se va", pero los chicos continuaron acercándose con la roca en mano, mientras el animalito continuaba su camino.

No me pasa desapercibido que estos reptiles causan horror en muchas personas, la mera naturaleza de ellos hace que la mayoría de la población les tema, sin embargo, si uno los deja tranquilos, no tienen porque causarnos daño; pues bien, seguíamos observándolo y yo mantenía los ojos en los dos chicos con piedras que lo vigilaban, en un momento dado, el niño que antes mencioné alzó por sobre su hombro su mano armada con la roca y yo, de inmediato, le llamé. Cuando el niño volvió la mirada, le hice la seña con mi mano, un "no" muy claro, mientras le sonreía, yo no pretendí regalarle, ni prohibirle como una imposición, sólo traté de hacerle ver que no tenía porqué hacerle daño.

El chico me lanzó la pregunta "¿Por qué?", yo simplemente le contesté, tal vez muy malamente, tal vez cayendo en un absurdo "¿Porqué sí?"... pero es que es verdad, entiendo que él me preguntara qué lo detenía para hacerlo, qué le indicaba que fuera indebida su acción, después de todo, ¿no estaba deshaciéndose de un ser que siempre se ha caracterizado por ser malo? Pero sé que estaba yo en lo correcto, no había necesidad de que fuera asesinado a sangre fría un ser que no estaba causando mal alguno, él iba de paso, simplemente había salido de su guarida para irse a otro sitio.

Y mientras el niño se detenía ante mi cuestionamiento y bajaba su arma, un hombre salido de un costado, un hombre padre de familia acompañado por su esposa e hijos que vieron todo de primer plano, un tipo que observaba con mala cara, lanzó la primera roca contra la serpiente, de tal suerte que le dio en plena cabeza; el niño se unió al ataque y yo me quedé perpleja... de nada sirvió mi intervención, un adulto le dio el visto bueno con su acción al chiquillo y en menos de dos minutos, la pobre víbora se retorcía entre una lluvia de rocas. Un maestro a mi espalda dijo:


Yo no sé para qué la matan, ¿y si fuera la última de su especie?, la habrían matado únicamente porque tuvo la mala suerte de salir cuando estábamos todos aquí.

Y sí, habría tenido la mala suerte de haberse topado con alguien, lo suficientemente sabio para saber que debía matarla... seguramente sus razones tendría... y seguramente serían muy buenas.



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