Pues una nueva entrada traída desde Joven Juglar, una experiencia de hace tres años que este he repetido y que, francamente, me divierte y me emociona...
FIL Guadalajara 2012: Más que un evento literario
Domingo 3 de diciembre, mediodía caluroso… cuatro horas de camino y algunos otros pocos minutos de fila para comprar la entrada…
Y entonces cruzar las puertas y ver el enorme anuncio:
“FIL Guadalajara, 2012”
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, fue fundada en 1987 y ha sido reconocida como el segundo mejor evento de este tipo en todo el mundo (en presencia editorial situada sólo después de la de Fráncfort, Alemania y en asistencia del público después de la de Buenos Aires, Argentina); la emisión de este año que comenzó el 24 de Noviembre y terminó el día 2 de Diciembre, teniendo además como país invitado a Chile, tuvo una presencia aproximada de 700,000 asistentes y una derrama económica de… bueno, ¡de un chorro de dólares! Además de la gran concurrencia de este año y la emoción de muchas personas al encontrar nuevo o mejor material de lectura, la FIL significó el punto de reunión para muchos autores que se dieron a la tarea de ofrecer conferencias y firmas de libros, reuniéndose así, escritores de todas partes del mundo.
Vamos, que no voy a contarles el desarrollo histórico del evento, mucho menos ponerme a narrar lo que hice o no durante mi visita, me interesa más bien puntualizar otras cosas. Desde hace ya mucho tiempo se ha vendido la imagen de que todos los eventos literarios son, en su mayoría, aburridos; asistir a una presentación de libro, conferencia con algún autor, entrega de premio, debate o mesa redonda, comprende para el asistente largas esperas por los “egocéntricos” y “pesados-paridos-por-Zeus” escritores, así como terribles conversaciones de cuestiones teóricas que pocos o ninguno de los asistentes alcanza a comprender del todo; el grueso de la población, tiene la descabellada idea de que para disfrutar de un evento literario se tiene que contar con alguna previa preparación y miran raro a los que, como nosotros, nos paseamos con un libro bajo el brazo dándole más importancia a que se nos maltrate el ejemplar que a que nos saquen la cartera en un trayecto en autobús.
Los eventos literarios de hoy día, no obstante, ya no son como piensa la mayoría de las personas y la FIL 2012 me hizo pensar mucho en ello; hoy día, además de ir a una Feria del Libro a comprar libros (válgase la redundancia) puede uno ir por el simple gusto de pasar bien el rato, ver cosas novedosas o convivir con los amigos o la familia; las Ferias del Libro se enfocan ahora en cosas más llamativas: colocan pabellones infantiles en que cuenta cuentos se dedican a entretener a los pequeñines, encontramos stands de revistas o canales de televisión, nos topamos con payasos, mimos o personajes de los libros (durante la FIL 2012, fue posible toparse con una o varias versiones de ‘Christian Grey’, repartiendo rosas y mostrándose sensual) e incluso, se nos ofrece una gran variedad de restaurantes, bares, juegos, entre otros. Las Conferencias con autores ya no son esas largas y tediosas explicaciones sobrias en que el autor hablaba de cómo había sufrido el golpe de la musa y de lo difícil que le había resultado plasmar su asombrosa idea en líneas, sino que se vuelven largas charlas entre amigos, con chistes y anécdotas incluidos; de igual modo, cada día, los escritores son más cercanos a sus lectores, son menos herméticos y más emocionales.
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