miércoles, 13 de mayo de 2015

Poesía: Capítulo 7, Rayuela

Mi planta de gardenias estaba enferma hace poco... no daba flores ni nada...


La empecé a curar con algunos plaguicidas pero la telaraña blanca que cubría los botones que empezaban a brotar no se quitó, por mucha manzanilla que usé, que pareció ayudar pero no por completo... Se llenó de pequeñas manchas café en las hojas, tenía unas bolitas en la parte trasera, ocultas y secas...  opté por ponerle agua enjabonada y con eso empezó a menguar la enfermedad, pero los botones se le caían, negros de la raíz... por semanas no brotó ni una sola flor.

Pensé que moriría.

Luego de mucho insistir, de usarla de "aleph" y decirle a ella lo que tanto quiero decirle, mi gardenia empezó a sanar, sí, la curé con poesía, lectura en voz alta de Sabines y Benedetti y de vez en cuando Cortázar... 

Ha dado cuatro flores, sólo dos han llegado a su meta... las otras me las he guardado... Uno se queda con tantas palabras en la garganta cuando menos se da cuenta... con tanto pendiente por decir...

Como botones que no llegan a abrirse... que se mueren.



Hoy quiero compartirles uno de los poemas que más le leía a mi gardenia, hoy en este día especial, creo que la mejor forma de decir  las cosas es con un trozo de corazón... no el encarnado y latiente, no el sanguinolento y coagulado... Si no el bueno... el que me hace llorar todavía, el que me orilla a la locura y me acerca a la felicidad...

Ten este trozo de corazón... sólo un trozo...

El resto, siempre lo has tenido.

Poesía para ustedes que leen... poemas de corazón a corazón, para que sanen también, para que floreen.


Capítulo 7



    Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

     Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.



Puesto acá como referencia, sin ánimo de lucro...
Con la plena intención de difundir... y de expresar.
Qué tengas un muy feliz día

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