Quizá algunos lo sepan, otros muy probablemente no, pero además de lo que hago en línea como escritora amateur y de mis intentos en concursos fuera del internet, así como de mis proyectos creativos y labores de punto (sí, también esas las considero actividades de mi vida profesional-artística, porque me rinden tanto satisfacción estética como económica), así como mis antiguas actividades en radio en línea y mis pininos en la política (sí, de esos no les he hablado nada y hasta me sonrojan), soy docente; durante los primeros meses de este año tuve la fortuna de ser invitada a trabajar en una universidad a nivel Maestría, donde pude convivir con otros profesionales de la educación, gente que está frente a grupo e intentan superarse.
Durante ese período, un mes completo de actividades y lecturas, tuve la oportunidad de compartirles a todas esas personas un poquito de lo que pienso y del cómo creo que deberíamos realizar nuestra labor de enseñanza; quizá les fastidié demasiado con mi vena humanística y mi insistente mención de las artes como técnica para concientizar, sensibilizar y humanizar a nuestros alumnos. Pero qué le hacemos, esto somos, no nos queda más que respetar nuestra línea de pensamiento e intentar compartirle a los demás la forma como vemos al mundo; en ese sentido, creo que sí puse bastante empeño, en ese y en intentar hacerles ver que teóricos, docentes y analistas, piensan lo mismo que yo.
Supongo que sabrán cuál soy yo n.n (no pienso decirles, eh ¬¬) |
Convivir con otros docentes, compartir lecturas y analizar contenidos teóricos, así como revisar aspectos normativos y las nuevas reformas del campo educativo, fue una gran experiencia, con un valor profesional del que no se puede dar razón completa; estoy muy agradecida de esa oportunidad, no sólo porque me permitió desempeñarme en otra área y en un nivel superior (como lo es el de posgrado), sino también porque aprendí muchísimo y eso es lo que no tiene precio alguno -además que me fue muy bien económicamente, aunque hubo quien me dijo que me pagaron poco, la verdad para mí fue como si me hubieran pagado la millonada XD-.
Además de ese trabajo en la Universidad de Fresnillo, desde hace unos meses (marzo, para ser precisa) me desempeño en otro nivel por lo que me divido en dos todos los días, primero para asistir a mi trabajo base en la Escuela Normal y segundo para correr a impartir una hora diaria de Español en nivel Secundaria, en una comunidad a unos minutos de mi casa; quisiera decirles que ha sido extraordinario, que los chicos a quienes doy clases son geniales y demás, que me adoran y les adoro y hasta la manzana me llevan todos los días, pero les estaría mintiendo.
He trabajado en varios niveles anteriormente, primero en Secundaria del Sistema de Educación para Adultos, donde conviví con personas mayores que intentaban concluir sus estudios; luego, en el mismo programa pude ser asesora e impartir clases en nivel Bachillerato, donde otra vez tuve la oportunidad de trabajar con personas mayores (mis alumnas oscilaban entre los 30 y los 60 años), lo que fue una experiencia extraordinaria de la que estoy muy orgullosa y agradecida. Cuando me gradué de la universidad mi primer empleo temporal fue en Colegio de Bachilleres, donde trabajé directo con alumnos de entre 15 y 21 años, muchachos que ya tienen nociones de a dónde van y ya cuentan con una personalidad más definida; fue un trabajo duro, exhaustivo y muy agotador, pero fue increíble, divertido y revivificante.
Trabajar ahora con chicos en nivel profesional y en posgrado ha sido muy interesante y más que nada, todo un reto; pero trabajar en Secundaria como lo hago ahora de forma interina... ha sido un martirio.
Les juro que las cinco horas que paso a la semana con ese grupo, ¡sólo un grupo! me desgasta sobremanera, no porque hagamos muchas cosas, sino porque simplemente no puedo lidiar del todo con la apatía que esos chicos cargan debido a su edad; y francamente, entre sus broncas y las mías... ha sido muy duro acostumbrarme al nivel. No obstante lucho todos los días por ser dinámica, descubrí que me los gano y trabajan mejor cuando los mantengo activos durante los 50 min de trabajo, cuando los muevo con dinámicas y juegos, cuando les aplico retos sobre los temas que vemos o les distraigo con diversas técnicas.
Por lo menos ya logré que dejaran de desearme la muerte XD... porque sí, ya salió el alumno que me gritó loca, me pidió que me muriera y me tiró en la cara todo su desprecio; yo ya había enfrentado las bolas de papel, los piropos, las burlas y albures de los alumnos... pero los deseos de muerte, las claras demostraciones de odio, mirándome a los ojos y con lágrimas de por medio cuando le preguntaba el por qué e intentaba acercarme a él... me han sorprendido.
Sólo me queda esperar a que mis alumnos de Secundaria acaben alentados por lo que trabajan conmigo todos los días, que les ayuden las técnicas que uso y que aprendan lo que se necesita y más; sé desde ahora que no terminarán tan contentos como mis alumnos de Preparatoria o de Posgrado o como los que atendí en Educación para Adultos, sé también que seguramente no me van a dar un abrazo de despedida cuando termine el curso... me conformo con que para cuando se gradúen, ya no digan que me odian.
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