Hace mucho tiempo una excelente amiga
me dijo una frase que no conocía, pero que me causó muy grata impresión “Entre
gitanas no nos leemos la suerte” y ahora, para este título, he adaptado un poco
la frase, intentando malamente traerla al mundo de los que escribimos; he
querido revivir un poco a la Osezna, con un comentario que quizá crispe a
algunos o quizá les ayude, ya veremos si es que comentan o simplemente, si es
que les sirve.
“Entre
gitanas”, entre los del mismo grupo… “Entre escritores”; mi entorno últimamente
se ha visto muy reducido y me refiero a que ya no convivo tan activamente como
lo hacía antes con otros escritores, pensando por supuesto en que todavía en
2010 me codeaba con varios, sobre todo los chicos de mi carrera y de los
talleres a los que asistía regularmente. Vamos, que situado el antecedente, voy
a lo que voy, estando lejos de los distintos grupos de escritores es más fácil
analizarles los pasos y sobre todo, criticarles el ritmo al caminar (si no
criticamos, pues como que pa’qué estamos, ¿no?)
Hay
un dicho sabio que dice: “Dios los hace, ellos se juntan” y lo confirmo entre
escritores novicios, sobre todo entre la comunidad fandom con que tengo más
contacto; tal pareciera que se ven similares y se juntan para unir fuerzas con
total alevosía y no es así, pasa inconscientemente. Así, es muy común ver que a
los que escriben mal, los lean los que tampoco escriben bien y que a los que
traen un ego de mil kilos encima, les hagan ruedita los que traen igual de
carga. Ahora bien, no soy quien para andar juzgando con quien se juntan, ni
diré en primer lugar: Oye, ¿quieres
escribir?, aléjate de esas amistades, ¡huye! No, claro que no, por ahí no
va la cosa, pero sí hay algo que me intriga y que convoco a todos a analizar en
su entorno:
¿Han
notado, que estos grupitos se reúnen para alabarse entre ellos y muy pocas (o
casi ninguna) veces se hacen reales críticas constructivas y mucho menos,
destructivas?
Los
autores confundimos la “amistad” con la “consideración excesiva”, y asumimos
papeles tales como:
-Eres
mi amigo… ¡escribes genial!... no, no, no corrijas nada, es perfecto.
-Oye,
me encantó… de repente me perdí, pero ya sabes que así me pasa, sigue así.
-Dios,
eres el mejor escritor del mundo… no, no les gusta lo que haces porque son
idiotas.
Al
principio es grato tener a alguien que te apoye así, pero, si ese alguien no te
ayuda corrigiendo cosas o dando ideas, sirve poco más o igual que si te leyeras
tú solito; ahora bien, ya planteé la situación, ahora quiero evidenciar el
verdadero problema:
Los grupos se vuelven hostiles con otros grupos.
Ahí
está el problema real, el grupo cierra sus puertas a los que considera “peores”
que ellos, los señala, los critica y los hiere; el objetivo de crear un grupo
donde te sientas cómodo teniendo afinidades creativas y sabiendo que puedes
recurrir a ellos para una visión objetiva de tu trabajo creativo, es
obviamente, el impulsar tu talento, el cultivarlo, nunca el menoscabar el
talento o recalcar los errores de los demás. Las líneas son difusas, no hay
nada de malo en organizarte con amigos de iguales gustos o estilos que el tuyo,
pero no te ciegues, crecer al lado de una persona que tiene el mismo gusto que
tú, cierra las puertas a ver más allá, a innovar y a recrear tu estilo.
Así
como debes en efecto, buscar afinidad con tus críticos para saber si lo que
quieres hacer va por buen camino, debes también buscar a esos escritores que no
coinciden con tu estilo o gustan de las mismas líneas artísticas, para saber
cuál será la reacción ante tu texto de tendencias contrarias. “Entre escritores
no nos interpretamos las metáforas”, y no, mucho menos si escribimos de lo
mismo, los amigos a veces son reflejo de uno: ¿de qué sirve ir a buscar cosas
nuevas en el espejo, si todos los días vemos esa misma imagen?
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