domingo, 5 de mayo de 2019

"Miren quién llegó, la señora" (Mujeres Asesinas, México S03E09)

"¡Mis amigas estuvieron aquí nada más para ver que tú no llegaras!"

Paula, bailarina

El capítulo LGBTI de la temporada, así de simple, ¿bueno?, ¿mejora respecto al anterior con Dulce María en su falsa faceta de lesbiana?, queridos, ¡como no tienen una idea! A quienes me han preguntado siempre les he dicho que este es de los mejores de la temporada, una joya, tanto por la historia como por la actriz a la que escogieron aunque sea medio ofensivo que la tengan a ella haciendo el papel de trans (aunque sale bien el asunto, la verdad); Kika Edgar repite en esta serie, ya la vimos en la primera temporada como víctima frente a una grande de la actuación, Isela Vega en aquel capítulo medio secta, medio fanatismo, medio no sé qué y sí, ella solita se lleva el capítulo porque incluso saque a flote a Sandarti que ni actor es, pero el ambiente creado por la Edgar logra que todo funcione y que sea de los mejores.

Hablemos entonces del capítulo:
Este es un pobre hombre muy trabajador al que no valoran en su empleo (como muchos, la mera verdad, tampoco es un ente extraño entre la masa poblacional), el asunto es que tras una regañiza de su patrón, decide fugarse a tomarse unas copas y a asomarse a un table dance, ahí sin más, queda fulminado por los encantos de una de las bailarinas y ni tardo ni perezoso va y se pide un privado porque le gusta mucho la muchachita esta; ya en el privado pese a las copas, al pobre de Isaac (interpretado por Héctor Sandarti) se saca un sustote cuando descubre que Paula, en realidad es, ¡sorprendentemente!, Pablo y aquello le hace querer salir huyendo, o al menos así es al principio.

Sin saber cómo fue aquello, Isaac se queda asombrado de Paula, porque pese al susto es muy bonita, muy provocativa e increíble, muy femenina, lo que acaba por envolverlo aunque sea extraño; lo que empieza como un susto muy natural, acaba convirtiéndose en otra cosa y pronto Isaac no sale del table donde trabaja Paula (¿ya dije que es Kika?, bueno, lo comento por si no lo habían relacionado), llevándola a cenar, obsequiándole flores, visitándola y pagando todos los privados del universo, porque en sí en sí, la quiere. Poco a poco, Isaac le empieza a dar seriedad al asunto, porque obviamente está cansado de los compromisos que la vida de casado le implica, el tener que ir a casa todos los días, la rutina, los reclamos de la esposa y sobre todo, los compromisos con su único hijo.

Isaac decide pronto empezar con la demanda de divorcio, aunque tiene el borrador en realidad no llega a presentarla, pero se pasea con el sobre por todos lados decidiendo qué hacer; al cabo de unos días no sólo no deja de visitar a Paula dejando de lado a su hijo y esposa, sino que empieza a rentar una segunda casa, donde pone a vivir a su nueva novia, que se está ilusionando y enamorando en serio de él, anhelando de pronto y ante su sorpresa vivir juntos, ser una mujer de casa, casada con él, tener una familia. Isaac empieza a soñar lo mismo que Paula, pero le estorba la familia a la que irónicamente no puede o no se atreve a dejar, la chica es sincera con él, su prioridad es su operación, ser una mujer del todo y él la sorprende y le da el golpe final para volverla loca de amor: le dice que esa es una batalla que ahora enfrentarán los dos. Y Paula le cree.

Probablemente Isaac hablaba en serio, quizá realmente estaba muy enamorado de ella, pero no sabía cómo dejar las cosas, como cortar de tajo con su pasado; la esposa todo el tiempo le presiona, usando siempre al hijo para hacerlo desvariar, reclamando todo el tiempo que los deja solos, que los descuida. Isaac trabaja a reventar para poder mantener ambas casas, para rendirle al hijo y a la esposa a la vez que le rinde a la amante, para la que poco a poco empieza a tener menos tiempo, porque debe atender los dos hogares; porque a final de cuentas como dice el dicho "el que a dos amos sirve..."

Pronto, Paula se da cuenta que lo ama demasiado y que él aunque suyo, lo es a medias, que no puede dejar a su familia por mucho que la quiera y esto, no acaba más que siendo otro más de los problemas a su lista ya grande: hormonas, discriminación, trabajo extenuante, anhelo por ser "normal", necesidad de aceptación.

Entre que si le comprueba que la ama y entre que si ella lucha por desbancar sus miedos de estar con él y de que pueda sólo quererla para el rato, Paula empieza a desmoronarse, como toda mujer enamorada, los celos, la inseguridad, la inestabilidad, el no saber le hacen mella, porque sí, un hombre que no te da garantías sólo te mueve el tapete peor; aunque Isaac parece perfecto, aunque se le aparece para consolarla un día con la solicitud de divorcio lista, la verdad es que sigue siendo muy inestable, sí, la trata como a una reina, pero sólo mientras pueden convivir, porque en cuanto se va a la oficina se le vienen encima los otros muchos compromisos que tiene. Entonces ocurren dos cosas fatales: el asunto del cumpleaños y el viaje a la playa.

Cuando Paula tiene cerca su cumpleaños, Isaac propone una cena en la que todas las amigas del trabajo puedan ir a la casa y conocerlo, una oportunidad para presumirlo como su pareja a la par que todas pueden ver su nuevo nido de amor; a Paula el asunto le vuelve loca de contenta y disfruta cada paso de la preparación del evento, menos claro, el evento en sí, porque Isaac nunca llega a la fiesta porque su hijo se enferma. Por horas, el grupo de amigas está ahí, esperando a que el hombre de su amiga aparezca y eso nunca ocurre, así Paula acaba furiosa, abandonada, frustrada y triste, dolida hasta la médula y en cuanto Isaac cruza la puerta de regreso, se enfrentan en una discusión en la que la pobre no puede negar lo que es, y le mete una bofetada marca diablo que no lo noquea por puro milagro. Se confirma un asunto aquí: Paula, por muy femenina que sea, no deja de tener la fuerza de un hombre.

Tras una larga charla más amarga que otra cosa, Isaac intenta sanjar la tristeza de su amante proponiéndole un viaje a la playa, que ella acepta al principio como lo que es: un pago por su error, pero que después se vuelve una hermosa ilusión; eso sí, Paula a estas alturas es plenamente consciente de que algo no anda bien, incluso se lo dice a él, le dice que algo no está bien, que las cosas ya no le gustan, pero él insiste, él presiona. El viaje a la playa parece un buen plan y poco a poco se va gestando, Paula con maletas listas, emocionada y esperando al hombre de sus sueños que la sacará de su triste realidad; hasta que su esposa le descubre los papeles y piensa tontamente que las vacaciones son con ella y el niño y no con otra. Entonces Isaac está acorralado y lejos de hablar con Paula y posponer el viaje o bien inventarse un pretexto con ella, de inventarle algo a la esposa y al hijo o yo que sé, deja que las cosas corran, planta de nuevo a Paula y se lleva a la esposa de la que supuestamente se está divorciando a cenar para festejar por el viaje.

A leguas se ve que Isaac no soporta a la familia y que él quisiera estar con Paula, pero lo que ella ve cuando desconsolada vaga por la calle, es a un padre amoroso de familia que acompañado de su esposa e hijo cenan placidamente, mientras ella desconsolada deambula por la calle sin nadie que vea por ella, sin nadie que realmente le ame; la cuerda más delgada de todas revienta cuando Isaac sale a la calle y al verla frente a frente delante de la esposa se refiere a ella mientras la mira fijo como a "nadie". Y Paula se hace pedazos.

Sin amor, sin explicaciones, abandonada y sabiéndose la otra, Paula vuelve a casa a emborracharse, a tomar medicamentos y a destruir sus cosas, la llegada de Isaac y sus falsas promesas así como su aparente no saber qué hacer, no significa sino un aliciente para que ella haga lo que entiende como la única salida; enamorada y engañada, ofendida y en efecto, reducida a nadie por su condición y por su situación, Paula asesina al hombre de sus sueños de la peor manera posible, infringiéndole del mayor daño en sus manos. El amor se le evapora de la cabeza en nubes de alcohol y pastillas, mientras a punta de tijera se extirpa lo poco que le quedaba de ilusión y de fe.

Es un gran capítulo, yo le doy de entrada un 9.8, Kika Edgar refleja de forma casi natural la frustración del personaje, aunque el efecto especial en la secuencia de cama pueda verse muy falso (porque sí, el torso masculino que empalman en el femenino de la actriz es pésimo), la realidad es que la historia es bien elaborada, pero sobre todo interpretada, la efectividad del capítulo depende del todo de la Edgar, que se mete en el personaje y lo logra muy bien; su rostro mientras corta el vestido o cuando pone la droga en el alcohol, la diferencia abismal entre la Paula feliz, la Paula enamorada y la Paula dolida es un goce, se sienten los matices del personaje y la calidad del capítulo depende en gran medida de ello. Este sí es de bombo y platillo.

Y no les digo más para que lo vean, no me crean a mí, vayan a disfrutarlo, porque es de palomitas y refresco ;P

No hay comentarios:

Publicar un comentario