martes, 29 de mayo de 2018

"¡Se puede saber quién carajo se cree usted que es!" (Mujeres Asesinas, México, S01E09)

"Eres una basura, una basura, 
que se tira en la calle..."


Emilia, cocinera

¿Qué será más dramático?, ¿tener un marido que no hace ni papa más que cantar en el sitio donde cocinas todo el día, o tener un rentero que te pide favores sexuales a cambio de que sigas viviendo en su edificio y te rente tu negocio?; creo que los dos casos son tristes por separado y cuando los vemos juntos, pues ya sabrán, son una bomba. La historia es por momentos hasta chusca, en realidad se echa uno la botana de lo lindo con la actuación de María Rojo haciendo de Emilia, que tiene que aguantar a Felipe su marido que se la pasa en la fondita que tienen juntos cantando con un trío (por cierto, él canta espantoso) y Don Pepe, el dueño del edificio, que se cobra las rentas con favores de otro tipo, como ya dijimos antes.


Emilia había trabajado en un rastro y cocinaba para vivir, hacía tamales diario y atendía su negocio con la mejor eficacia posible, todo mientras su marido es un flojo; Felipe (Rafael Inclán) se sospecha que su mujer anda en malos pasos con el dueño del edificio, y aunque se enoja y reniega, al final no dice nada porque tiene que vivir de algo y para él es mucho más cómodo dejar a Don Pepe aprovecharse de Emilia, porque le gusta "cómo le paga la deuda". 

Así que Don Pepe se aprovecha todos los días, come de Emilia y empieza a cortejarla, porque al final eso pretende, enamorarla y hasta le trata de convencer para que deje al marido y se quede con él, cosa que obviamente ella rechaza y justo ahí, empieza a ver al hombre no como un medio para medio vivir, sino como un estorbo.

Para Emilia lo más terrible es que ambos intentaran controlarla, los dos eran un lastre para ella, pero no pudo matarlos a los dos y sólo acabó matando a uno, en este caso a Don Pepe; cuando habla del homicidio su frialdad es hilarante, no mató a los dos porque no le alcanzó el tiempo y fue descubierta porque el camión de basura no pasó ese día por la calle. La cosa es muy divertida cuando uno no se queda con lo denso del homicidio y empieza a verlo con cierto humor negro, el dramatismo de la escena en que Felipe confirma sus sospechas y deja que Emilia siga dando sus favores a Don Pepe, sí, es terrible, pero la forma como está filmado hace que uno se eche la botana la verdad.

Es uno de los capítulos representativos de la serie, el asunto de la tamalera es algo muy sonado, la mujer que mata a alguien y luego lo cocina para deshacerse del cuerpo, bien hecho, real, pero demasiado irreal también; aunque vale la pena ver el capítulo, como todos los anteriores de la serie, la verdad es que es de los que están hechos con menos calidad. Por eso cuando uno ve primero a Emilia asesinando al hombre en una escena de dar vergüenza (vamos, ni la cuerda se ve tensa alrededor del cuello de su víctima) y luego ver a la María Rojo cortando carne con tijera como si fuera cincel, la verdad es que se siente que la cosa es más falsa que moneda de tres pesos... con tanto corte luego resulta que Emilia hizo cortes precisos de trabajadora de rastro... ¡ajá, cómo no!

La risa de la Rojo mientras confiesa, la secuencia del corte de cada trozo de carne... es buena, muy buena la historia y sí, también la trama lo es, pero no se gana el premio al mejor capítulo de la serie para nada, de hecho me parece que es de los más flojitos, pero se mantiene y uno puede verlo con emoción y hasta emocionarse y estremecerse con la realidad escondida tras el cinismo y la crudeza con que se desenvuelve el asesinato acá.

No diré cómo lo mata ni añadiré nada más, sólo les aviso que a este le doy un 7.8, que me encantaría que lo vieran y porqué no, que lo disfrutaran, porque bueno, es... no excelente, pero bueno sí; los espero en el siguiente capítulo y que lo disfruten.


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