sábado, 4 de marzo de 2017

Citando: Sánchez a propósito del Amor

¡Ah!, el amor... creo que es sin duda lo más mencionado en mi blog, o de lo que más comento o de lo que más presumo... pero es que el amor debe presumirse, debe compartirse, ¡debe propagarse!...  así que no debe ser muy raro que siga hablando de él a manos llenas, menos cuando me siento privilegiada por lo que amo, por lo que siento.

El amor es muchas veces... inesperado e incomprendido, una de las cosas más importantes cuando se trata de enamorarse y más que nada de amar, es que uno ve todo, absolutamente todo diferente; hablaba hace apenas unos días con una amiga sobre eso, amar en serio y encontrar a la persona correcta, no es tener una persona que te complemente o te cambie, sino encontrar una con la que puedes vivir siendo tú mismo, funciona siendo uno y creciendo en sí mismo.

El amor es encontrar una persona con la que se puede vivir no porque ella nos lo dé todo, no se ansía un proveedor, se ansía un acompañante que haga que todo lo que ya tenemos, todo lo que ya existe se tiña de otro color, de otro tono y vuelva más intenso, más brillante; es erróneo esperar a una persona que nos dé las maravillas de la vida porque es demasiada responsabilidad para un ser humano, lo mejor es encontrar a una persona que nos haga que la manzana, ya dulce, nos sepa dulcísima.


Así que bueno, hablemos de encontrar a esa persona de la que uno puede enamorarse, de la que uno simplemente genera conexión, a veces sin sentido, a veces de la nada; el amor es más que sólo un clic, es una serie de despertares del sistema que compone cuerpo y alma, que trasciende más allá de los sentidos... que nos lleva a pensar:

“A veces, por las noches veo tu rostro y contemplo los ojos más increíbles.
Los ojos de mi princesa…
He comprendido que formas parte de mí.
Sé que tal vez nunca estarás tangiblemente a mi lado, pero también que nunca te irás.
Eres el aire, el cielo, el agua, eres la sed de cariño que el Creador sembró en mi corazón.
Eres la definición del amor, aunque jamás haya podido definirse ni pueda hacerse nunca: definir es limitar y el amor no tiene límites.
El poder de tu esencia me ha transformado en una persona distinta.
Cuando vea una golondrina cobijándose de la lluvia entre el ramal de la buganvilia te veré a ti.
Cuando presencie una puesta de sol te recordaré…
Cuando mire las gotas de rocío deslizándose en mi ventana te estaré mirando a ti.
No podrás irte nunca. No te dejaré.
Eres mi novia eternamente.
Todo lo que brote de mi pluma habrá tenido tu origen.
Y daré gracias.


Y cuando uno ama no queda sino dar gracias, porque apareció esa persona, porque puede quedarse con nosotros, cinco minutos o diez días, ocho semanas o diez años... un instante o toda la vida... Si encuentras ese amor abrázalo y disfrútalo, aprovéchalo ese instante y vívelo después, siempre.


Sánchez, Carlos Cuauhtémoc,  Los ojos de mi princesa, Ediciones Selectas Diamante, México, 2004, pág. 302

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