martes, 9 de julio de 2013

Crónica de un viaje: Oaxaca Parte II



Siguiendo con el relato de mi viaje a Oaxaca, puedo decirles que aunque iba con muchas ganas de salir y despejarme de mis problemas (que de último tengo muchos, ando peor que costal de box y la bronca es que todo es personal nivel "no voy a hablarlo con nadie") lo peor que me pasó fue que me enfermé, ¡oh sí!, me enfermé; ya había empezado un día antes de nuestra partida con gripe y andaba tanto apachurrada -más de lo que ya andaba- como con la nariz tapada, los ojos llorosos, la garganta hormigueante, etc. Sumado a esto tuve la bronca de que tenía trabajo para tirar pa'rriba: resulta que en la escuela en que trabajo estaba uno de los maestros que organizaban un Encuentro Regional de Tutorías y que me dan la comisión de "ayudarle", pero acá ayudar es tomado como "usted haga todo", así que me tocó desde registrar a quienes se inscribían, organizar los grupos para los 7 distintos talleres, hacer las listas de participantes a las mesas de ponencia y vaciar y clasificar todos esos datos para las constancias y reconocimientos que se entregaron. 

En conclusión, andaba que arañaba las paredes de tanto mugre trabajo y aunque les dije a mis jefes que me iba de vacaciones (merecidas porque ya son 4 meses que les trabajo sin goce de sueldo), la condición fue que tenía que seguir haciendo lo del Encuentro, que pa'colmo se realizaba al día siguiente de mi llegada a Oaxaca; en fin, que tenía mucho trabajo y estaba enferma y de pilón tengo asuntos que me traen la cabeza loca, la familia estaba incómoda con mi apariencia, supongo que debía verme como si fuera a caer muerta en cualquier momento XD


Pa'no hacer el cuento más largo, diré que me valió máiz, me tomé cuanta pastilla antigripal encontré y me fui con todas en el primer día de Tour, ni más ni menos que a las zona arqueológica de Monte Albán.



Debo aclarar que nos tocó ir en una época del año en que todo está muy seco, así que en su mayoría el paisaje se veía bastante opaco, pero aún así es una chulada de lugar; subir por aquellos enormes monolitos, ver cómo las grandes culturas del pasado se las ingeniaron para hacer de todos aquellos sitios un verdadero paraíso atascado de belleza y poderío. Vale mucho la pena visitar este tipo de lugares, uno se asolea mucho, hay que admitirlo (por suerte llevé mi sombrerote), pero lo disfruta también harto; además, qué mejor que ir a ver lo del pasado para valorar enormemente el futuro. 

Además de Monte Albán nos fuimos a visitar San Antonio Arrazola, donde vimos en vivo y en directo cómo se hacen los Alebrijes; una chulada del arte mexicano, colorido, creativo, inmensamente divertido desde su pasividad y sólo apoyado en su forma, fluidez y magnificencia. De ese pueblito fuimos también a visitar lo que siempre se visita acá en México que son las iglesias y luego a comer... y déjenme mostrarles esta foto, para los que frecuentan o gustan del siempre cómodo "bufé":


Y aplíquenlo a la vida cotidiana, eh... agarren lo que van a ocupar y lo que agarren ¡Ocúpenlo, caramba!

Los leo en la siguiente :P

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