"¡Mi vida no se arregla comiendo una maldita coyota!" (Mujeres Asesinas, México S03E02)

"-Así podría yo ayudarlos a pagar la renta.

-Pues si no pagas la del otro departamento...

-Puedo ayudarles a pagar la de aquí.

-No, no, no, puedes pagar toda la renta de este."

Elena, protectora

Ay, este capítulo es una joya, y no precisamente porque sea muy bueno, la verdad, sino porque... tiene cierto curioso encanto, francamente, porque no es una historia muy común, en realidad es de esos capítulos que no sabes del lado de quien ponerte, porque empatizas con el pobre enfermo, empatizas con la mujer infiel (ojo, no para acabar siendo infieles, claro), pero también empatizas con la homicida; tenemos tres personajes increíbles, por un lado la mujer fuerte que es Rocío Banquells acá interpretando a Elena, tenemos a Pablo o Pablito que es Jorge Poza y a la víctima victimaria Claudín, a quien interpreta Ilse Salas; la historia es quizá no muy común, pero conocida, Elena es la hermana mayor que tuvo que hacerse cargo del hermano desde muy pequeño y lo asumió como las tres H: hermano, hijo y hombre, así que anda por la vida sobreprotegiéndolo porque además, para colmo de males, el muchacho padece de bipolaridad.

Pablo, el hermanito enfermo, se casó con una mujer de mucho carácter, algo así como Elena, pero más devastadora, el asunto es que a Claudín le ocultaron antes del matrimonio la enfermedad del marido y eso acabó por destrozar la relación, haciendo que viva con un constante resentimiento acrecentado por la rabia de saberse manipulada por un pusilánime; pareciera que si al menos Pablito fuera diferente, con una locura tantito más firme, pues entonces la cosa sería diferente. El asunto está en que Elena se muda con la pareja cuando se cae y se rompe un brazo y así acaba formando un triángulo bastante feo, porque por un lado la joven detesta al marido y por el otro Pablo no sabe qué hacer con su enfermedad; Elena de pronto se encuentra en medio, ayudando a la cuñada con gastos, con comida, cuidando a Pablo y ocultando al mismo tiempo que éste se quedó sin trabajo, que vive presa de la depresión y que es el tipo de sujeto que le grita a la mujer cuando ya cerró la puerta.

Apapachadora e imprudente, Elena solapa la enfermedad del hermano, sacándolo a pasear cuando la cuñada no está y vendiendo las famosas coyotas que tanto le gustan al hermano en la panadería para que así Claudín no note que él no trae un cinco de la oficina, a la que ya no va; ¿la historia es triste?, pues sí, sí lo es, porque hablamos de un hombre presa de su enfermedad mental que lejos de recibir apoyo médico adecuado, es escondido por la hermana para que la esposa no lo deje. El plan parece simple, Pablo "se va más tarde" que Claudín todos los días y sobre las 13:30 hrs, cuando ésta va a llegar a comer, Elena lo viste a las carreras como si fuera un bebé y le pide a Don Chucho el portero que lo saque al parque por una hora; ¡oh sí!, así de trabajoso el asunto, todo para que la cuñada no descubra que el marido no trabaja, que lo corrieron y que viven de la venta de las coyotas.

Si la cosa fuera así nada más, quizá el plan hubiera funcionado, pero no funciona cuando alguien en la ecuación cambia de sentido, en este caso Claudín; la chica no sólo desprecia al marido y le echa en cara el asunto de que no pueda cumplirle en la cama por los medicamentos que toma, sino que además se busca con quien consolarse en sus solas y frías noches acostada al lado del marido medio drogado, así es, como lo leen, se consigue un amante; Claudín pierde toda mesura y le vale que le miren en la calle besándose con otro, lo que Elena descubre y nace con ello una semilla de violencia que va creciendo poco a poco, alimentada de coyotas, medicinas para la depresión, un hermano suicida y un portero chismoso y acomedido.

Elena trata al hermano como si fuera un bebé, y él se queja de ello pero no pone de su parte, se la pasa acostadote sin la intención ni siquiera de bañarse, levantarse o rasurarse, aunado a eso una buena mañana sin más ni más se echa el paquete entero de las pastillas para la depresión y deja que estas hagan su trabajo; Claudín llega ese día de la nada a la casa, pero acompañada y se le tira al amante con la idea de que esta sola en la casa, propiciando que Pablo la encuentre en plena sala cogiendo de lo lindo (y sí, uso el verbo que más me desagrada porque no puede decirse de otro modo). Como el pobre Pablito los agarra en pleno gozo, cuando los dos salen huyendo toma la decisión absurda de acabar con todo, agarra un pedazo de vidrio que encuentra por ahí y se corta las venas, al cabo ya las tenía requete largas y Claudín, pues no lo iba a echar de menos.

Medio suicidado, encuentra salvación en Elena que llega justo a tiempo para encontrar las llaves de la cuñada pegadas a la cerradura, así pues, el enfermito tiene que ver apenas horas después a su mujer siendo asesinada a punta de maquina tortilladora por su hermana, sí, la misma máquina con la que le hacía sus famosas coyotas con cerveza, como a él le gustan; pues bueno, que si hasta aquí fuera poco el asunto, pronto el mismo Pablo agarra vuelo y se avienta por la ventana, porque los finales hay que hacerlos en grande y no nada más a medias.

Voy a decirlo, capítulo curioso este, porque a la mujer le vale que el esposo esté enfermo, sino que simplemente lo asume como un estúpido del que puede burlarse así como así, entiende uno que ya no lo amara, pero ir a meterse con un compañero de trabajo y para colmo en su propia casa, ya es muy poca vergüenza; ¿Elena está mal?, claro que lo está, porque descubrimos poco a poco que lo que siente por su hermano no es amor fraterno normal, mucho menos del más sano, sino que literal estaba medio enamorada de él, cayendo en un incesto medio extraño donde el climax era levantarlo en la mañana y hacerle de comer. 

Tienen que ver este, porque en serio, mi opinión puede ser equivocada, pero creo que no, me parece que estoy muy en lo cierto, así que adelante, a verlo; lo que sí es que yo le otorgo un merecido 7.9, porque la Banquells le hace su luchita con una buena actuación; Poza... Jorge Poza la verdad es que no sé como definirlo a Ilse Salas uno acaba odiándola, la verdad es que logra su trabajo porque en serio, como odia uno a esa mujer infiel y además groserita, en cuanto a Poza... quizá haya que felicitarlo, porque sí, logra su cometido haciendo de su personaje un ser despreciable en su depresión, en su flojera, así que sí, funciona y bastante bien. Yo les dejo ahí el comentario y adelante, a verlo. 

¡Nos vemos pronto en el siguiente!