miércoles, 30 de octubre de 2013

Lo Bueno, lo Malo y lo Free (VI)

Bienvenidos a esta nueva emisión de esta no tan nueva sección, vamos a ver, el día de hoy les traigo unas historias de Potterfics que creo que deben leer, en lo personal, son de esos textos que leí, que me gustaron y que, aunque no comenté en su tiempo y en su forma, tengo en la memoria como parte del historial de esos autores; a los dos tengo el gusto de conocerlos, no en persona, no muy de cerca, pero los he visto ir evolucionando, nos hemos encontrado repetidamente y por eso, me tomo la libertad de venir y comentar sus historias. Como siempre, la intención es recomendarlos, son autores con muchísimo talento, instinto para las letras y lo mejor de todo: disciplina e insistencia, ganas de seguir, ganas de continuar, ganas de crecer; lo que aquí comento no es ni por mucho una clara evidencia de su obra, pero es algo para que los vayan conociendo.

Así que bueno, me atrevo a hacerlos pasar por aquí, con la esperanza de que los comentarios vertidos en el presente, les sean útiles; como siempre, con toda la buena intención del mundo y con la admiración propia de la colega en crecimiento. Opiniones personales, por supuesto, sin fines de lucro, por supuesto (a menos que quieran pagarme, cosa que jamás se desprecia).


Lo Bueno: Él no tiene la culpa Antes que nada, necesito decir dos cosas elementales sobre este texto de Dan 19: 1.- Está casi impecablemente escrito (digo casi, porque en algunos momentos es muy cansina la repetición del "adorable", o del "perfecto" en todos sus derivados, vamos, que no me la trago de Cedric) y 2.- Es muy breve y parece ser, ojo, este es mi sentir, que el autor tiene la idea de que un texto breve, debe, por obligación, tener párrafos en su mayoría breve, cosa con la que discrepo mucho.

Comprendo, una vez que se lee el final, cuál es la intención de hacer el texto tan castrosamente cansino (porque vamos, al menos a mí, los libros de la Meyer me parecen así cada que hablan de "Don perfectamente follable a todas horas" Cullen), pero aún así... vamos, el texto me causa escozor sólo de ver tanta, pero tanta, pero tantísima pedantería para un personaje que NO LO ES dentro del universo pottérico; es decir, sí, era guapo, sí tenía su fama, sí tenía a todos mirándolo y adorándolo en medio del Torneo, pero no llegaba al punto de las cremitas y esas cosas, ¡Por Merlín!

martes, 15 de octubre de 2013

Renovar...



Cuando hablamos de lo que tenemos a nuestro alrededor nos formamos ciertas concepciones de las cosas, unas correctas, otras erróneas, unas idóneas y otras bastante pesimistas; la vida y todo lo que con ella viene pareciera ser un cúmulo de cosas, acciones, instrumentos, reacciones, que quizá no tuvieran nada que ver con nosotros y con nuestra acción normal sobre ellas. Al menos habemos muchos que pensamos eso a veces: lo que me pasa es ajeno a mí, la frase misma lo dice "me pasa" me ocurre a mí, no porque venga de mí, sino porque lo demás ejerce su fuerza sobre lo que ocurre conmigo.

La verdad de las cosas, es que todos, absolutamente todos estamos conectados e incluso lo que nos parece ajeno y lejano nos sucede por algo; en algún sitio leí que es como si todo a nuestro alrededor fuera una telaraña, basta tocar uno de los nudos para hacer vibrar a todos dentro del gran entramado que es la vida y es el mundo, por lo que aquello que hace una persona va a afectarme irremediablemente, aunque sea en menor medida. Ahora bien, ¿por qué hablamos aquí en el título de una renovación?


Porque sólo la renovación permite a todo, a nuestro ser mismo, estar vivo y estar bien.

miércoles, 2 de octubre de 2013

2 de Octubre: La memoria que aún sangra


"Sangre joven pisoteada en este reventar de vidas por toda la Plaza de las Tres Culturas" 
Elena Poniatowska, La noche de Tlatelolco



Francamente, podría venir y explicarles todo el contexto histórico de la época, darles una idea de lo que pasó, por qué pasó, a dónde nos llevó (si es que nos llevó a algún lado), qué quedó de aquello o vamos, si al menos llegó a quedar algo, pero no tendría caso; no tiene caso venir y hablarles de algo que los mexicanos conocemos muy bien, aunque nos tapemos los ojos con las manos, con los libros, con la televisión, con las revistas, con los periódicos... aunque nos tapemos los ojos con las lágrimas de las madres que todavía esperan hijos en sus tumbas... porque ya no pueden esperarlos en la puerta de sus casas.




El dos de octubre sigue sobre nosotros como una sombra indeleble, no porque lo recordemos efectivamente, sino porque forjó en gran medida mucho del desconsuelo que tenemos encima los mexicanos; la Revolución lo hizo, lo hizo el 2 de Octubre, lo hicieron los Juegos Olímpicos del 68, lo hizo el Mundial, lo hizo el 2010 lleno de efervescencias pero sin levantamientos. En México se nos olvidan las cosas con mucha facilidad, yo tengo 25 años y ni siquiera había planes en el universo para que apareciera por aquí para joderle la existencia a algunos, pero acá ando... y sin embargo me acuerdo.